Cultura

Bautizarán como edificio Arróniz a la ex 15va zona militar

La edificación, vanguardista en cuanto a las técnicas de construcción en el ocaso del siglo XIX, es una prueba intacta del patrimonio de Guadalajara.

La historia da cuenta de 126 años desde que el edificio fue reconstruido a partir de 1890 por el ingeniero amequense Antonio Arróniz Topete y que hoy un grupo de estudiosos pugnaron por otorgarle el reconocimiento a sus aportaciones y fijar esta edificación en la crónica de Guadalajara con un nombre que le identifique. Y es que el plantel que desde septiembre de 2014 es oficina gubernamental fue anteriormente la Quinceava Zona Militar y ahora se le conoce como la Secretaría de Cultura de Jalisco (SCJ) o edificio Zaragoza pero no cuenta con un nombre propio.

Encabezando el proyecto, el cronista Tomás de Hijar Ornelas destaca que “lo importante es que no se trataría de una figura de bronce del calendario oficial sino de una persona que trabajó y dejó obra en beneficio del pueblo de Jalisco. Ciertamente de una forma provisional y un poco desconociendo la historia empezó a dársele el título de Zaragoza a ese edificio sólo por la coincidencia de que estaba a la vera de la calle con ese nombre”.

Explica que en una suerte de mesa de trabajo le fue presentada la petición a Myriam Vachez, titular de la SCJ, “que ha visto de muy buen agrado, un proyecto que consistiría en la colocación de una placa que recuerde al mecenas de ese edificio Don Pedro Loza y Pardavé en el bicentenario de su nacimiento que concluirá el 18 de enero y también la iniciativa de que el edificio se denomine en lo sucesivo edificio Arróniz, de tal modo que coincida la fecha de la presentación del libro de la doctora Ruiz Razura ya con la denominación oficial del inmueble”.

La moción de otorgarle el nombre Arróniz viene de un grupo integrado por Adriana Ruiz Razura, investigadora de la Universidad de Guadalajara, quien está a punto de publicar una amplio estudio sobre Antonio Arróniz Topete; Samuel Gómez Luna, director de publicaciones de la Secretaría de Cultura; y De Híjar, también presbítero e integrante de la sección de Cultura y Educación Diocesana.

En la iniciativa colaboraron además Juan Toscano García de Quevedo, Juan Palomar Verea y José María Muriá durante varias sesiones que derivaron en la formalización de una propuesta que “la secretaria de Cultura encontró como razonable y entonces se tiene ese proyecto de que las próximas semanas oficialmente este edificio patrimonial lleve el nombre Arróniz”.

Si bien se ha considerado bautizar el edificio con el nombre de Pedro Loza y Pardavé, quien ordenó la construcción del edificio, el experto argumenta que eso “daría un cierto equívoco porque se ha querido retomar su obra, sobre todo la educativa dentro de la celebración de los 200 años de su nacimiento, sin embargo la calle que lleva su nombre fue el homenaje que le dedicó la ciudad en 1914”.

Arróniz Topete fue uno de los pioneros de la construcción en la Guadalajara de fines del siglo XIX en el uso de materiales que hasta ese momento no habían sido muy tomados en cuenta por los alarifes de la historia. Se trata del ahora común, concreto el ladrillo de alta temperatura y el vaciado a base de colado y de armazón metálico. Se le atribuyen otras obras como la cúpula del Sagrario Metropolitano y el colegio de Artes y Oficios del Espíritu Santo que a opinión del sacerdote era un edificio majestuoso que fue destruido cuando la modernización del centro histórico demandó la apertura de la avenida Hidalgo en el siglo pasado.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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