Un tutú, leotardo, medias, balerinas, bailar en puntas y mantener una línea perfecta, el sueño de una niña se volvió la realidad de una mujer, que a los 18 años decidió dejar todas las dudas de lado para dedicarle su vida al ballet.
Lo que comenzó como una clase, para Sugey Ayala se volvió su vida, comenzó unos meses después de haber cumplido su mayoría de edad pero continúa haciéndolo ahora, con 27 primaveras encima y el deseo de trascender en el baile, su pasión más grande.
Se dice consciente de haber comenzado "tarde", la mayoría de las bailarinas de ballet comienzan desde pequeñas, pero esto no representó una desventaja para ella, al contrario, fue una motivación que la llevó a dar todo de sí misma para llegar tan lejos como las puntas de sus dedos pudieran llevarla bailando.
Hasta el momento su delicado, pero poderoso ballet la ha llevado a competir en Los Ángeles, un lugar donde pocos mexicanos han tenido la dicha de transmitir con su cuerpo lo que las palabras y las letras no pueden o no alcanzan.
[OBJECT]Para Sugey Abigail Ayala Pérez, una torreonense de 27 años, que por las mañanas es maestra de escuela y por las tardes bailarina y profesora de ballet en la academia que la vio nacer como artista "Centro de Danza Nijinsky", que tiene el mismo tiempo de vida que ella, el ballet es algo más que un baile en puntas o una línea del cuerpo perfecto al moverse.
"Lo tomo como una trascendencia, porque siento que cada vez que bailas nunca eres la misma persona, que creces cada vez que aprendes algo, que tienes un ensayo o una coreografía nueva, siento que trasciendes, que cada vez vas evolucionando".
"Siento que puedes transmitir cosas que a lo mejor con tu voz no puedes o no te animas, entonces con un movimiento te transformas y puedes expresar más que lo que en tu vida cotidiana probablemente hagas"
Sugey busca que el ballet, lo que ella describe como "un todo, una disciplina, pasión, orgullo y evolución", sea aprendido por más personas sin importar el sexo, desea que sea amado como ella lo ha hecho durante 9 años.
Su compromiso hacia el arte que tanto le ha dado, es darle continuidad, que sea visto como algo más que un baile en puntas, ya que para lograr esto se necesitan años de práctica y experiencia, por lo que en sus clases y vida diaria desea motivar a más personas.
"Nunca es tarde, no se queden con las ganas de intentarlo, porque yo lo intenté y descubrí muchas cosas, una parte de mi que no conocía más segura, más plena, más feliz, entonces muchas veces el miedo nos limita y está padre perder el miedo e intentarlo y si te gusta pues seguirlo intentando".
JFR
