La pieza Unfolding Grace, parte de la serie Floating Strength del artista multidisciplinario Fer Quirarte, fue reconocida con el Certificate of Excellence en el Chelsea International Fine Art Competition de Nueva York. Esta distinción no solo posiciona su obra en el circuito internacional, sino que confirma la potencia de su propuesta: una mirada íntima, ambigua y profundamente emocional sobre lo masculino.
En palabras del propio artista, este no es un punto de llegada, sino un comienzo: “Este premio no es una meta, es un inicio. No lo vivo como reconocimiento, sino como plataforma. Me considero un narrador de emociones. Y con eso no me refiero solo a lo visual. Mi trabajo —sea dibujo, pintura, escrito, objeto o experiencia— parte de un mismo lugar: la emoción. Lo que me mueve a crear no es la técnica, es la necesidad de traducir lo que no siempre puede decirse con palabras. Crear desde ese punto donde el lenguaje se queda corto, pero el trazo, la atmósfera o incluso el silencio pueden tocar algo profundo.”

El reconocimiento a Floating Strength no se explica únicamente desde lo estético. Hay una poética en su planteamiento: cuerpos suspendidos, fundidos con el agua, sin fondo ni escenario. Una masculinidad que no grita ni se defiende, sino que habita el silencio. La serie, trabajada en blanco y negro con acrílico sobre lienzo y papel, nace de una imagen clara: un cuerpo que ya no lucha, solo está.
Entre esas piezas, destaca Unfolding Grace, la obra premiada. Realizada en 2024 con acrílico sobre papel, muestra una figura masculina suspendida en el agua, fragmentada, sin tensión aparente. No lucha, no se hunde, no emerge: permanece. A través de una estética monocromática y minimalista, el artista cuestiona los estereotipos de fortaleza que han marcado históricamente el imaginario masculino. Unfolding Grace no representa: habita. Flotar, aquí, no es sinónimo de rendirse, sino un gesto silencioso de resistencia.
“Esta obra propone otra posibilidad: una fuerza que no grita, no se defiende, no necesita mostrarse. Trabajé con cuerpos afrodescendientes no para hablar de ellos, sino desde ellos como símbolo. Históricamente se les ha impuesto la representación de la fuerza física, de lo invulnerable. En esta serie, quise desactivar esa carga simbólica, y mostrar que también en ellos puede habitar la pausa, la contemplación, el silencio”, comparte Fer.
Este enfoque no es ajeno a la trayectoria del artista. Fer Quirarte es un creador cuya práctica se sitúa en la intersección entre el arte, el diseño y la narración visual. Su trabajo aborda temas como el autoconocimiento, la vulnerabilidad emocional y la memoria simbólica. Ha expuesto en México, Estados Unidos, China e Italia, y ha sido seleccionado en seis ocasiones en la edición latinoamericana de American Illustration / American Photography. Además, su libro El perro que se comió su sombra fue publicado en Italia, y ha desarrollado experiencias artísticas en vivo para marcas como BMW, Mazda, Alfa Romeo y Ferrari, así como colaboraciones con Cloe. Su presencia como ponente en foros internacionales como InteriHotel Barcelona, su papel como jurado en certámenes de diseño y joyería, y su labor docente en el Tecnológico de Monterrey, consolidan su perfil como un artista que habita múltiples lenguajes y plataformas con una misma sensibilidad.
El impulso para abordar la masculinidad desde esta sensibilidad no llegó como una epifanía, sino como un proceso de autodescubrimiento. Fer Quirarte decidió deshacerse de la máscara de fuerza impuesta por los mandatos culturales, y a través del arte emprendió una búsqueda honesta por habitar su sombra. Ese gesto se convirtió en lenguaje visual. Desde ahí surgió Floating Strength, no como un discurso ideológico, sino como una exploración poética de lo humano.
“El principal reto para hablar de la masculinidad ha sido cuestionar sin imponer, sugerir sin adoctrinar. Sostenerme en un lugar de ambigüedad. Floating Strength no nace desde una agenda ni busca representar a un colectivo. Es una serie que parte de lo humano, no de lo ideológico”, explica.
La obra no propone una definición de lo masculino. Al contrario: insiste en dejar abiertas las preguntas. En tiempos de discursos polarizados, Fer se mantiene en el terreno del matiz y la pausa, una resistencia que no necesita alzar la voz para ser contundente. Floating Strength conmueve porque, en su sutileza, revela verdades profundas. Su impacto no es inmediato, pero se queda flotando.
“Quizá lo más valiente hoy no sea imponerse, sino permitirse existir sin armadura”, concluye Fer.
En un mundo que exige respuestas rápidas, su propuesta insiste en que también hay verdad en la duda, en el fragmento, en la sombra.
La fortaleza es importante, pero aún más lo es el equilibrio: una sensibilidad que no debilita, sino que transforma. La presencia de hombres que se permiten habitar su vulnerabilidad sin miedo refleja una valentía profunda.
Es fundamental dejar de exigir dureza como sinónimo de presencia, y reconocer en la pausa, la duda y el silencio una forma legítima de habitar el mundo. La sensibilidad tiene un poder curativo. Y el arte —cuando nace desde ese lugar honesto— se vuelve un acto de sanación y resistencia.
Cuando un hombre se permite flotar, y el mundo deja de juzgarlo por hacerlo, se abre un espacio verdaderamente humano. Ese es, sin duda, el arte más urgente de nuestro tiempo.
PCL