Con una producción de 100,000 cajas de vino al año, distribuidas en seis etiquetas, algunas de ellas ganadoras de medallas en concursos internacionales, Casa Pedro Domecq busca reconquistar al público mexicano con vinos de gran calidad a precios altamente competitivos.
“Nuestra producción es básicamente para el mercado nacional y responde al auge que tiene la industria del vino en nuestro país y al nivel de exigencia del público mexicano, cada vez más inclinado por nuestros productos, lo cual nos hace pensar en un enorme potencial de crecimiento para los próximos 15 o 20 años”, explicó Alberto Verdeja, Winemaker de la Bodega.
A 47 años de su fundación en el Valle de Calafia, Ensenada, y heredera del prestigio y tradición vitivinícola de Casa Pedro Domecq, esta bodega ofrece grandes atractivos al turismo enológico, como el Museo Domecq, que exhibe maquinaria para la elaboración del vino, vasijas y utensilios con valor histórico, traídos de España.
Además de los recorridos por los viñedos, tiene una cava emblemática, la cual cuenta con capacidad para 150,000 botellas, hoy ocupada por al menos 22,000 que están listas para ser disfrutadas. Asimismo, ofrecen la experiencia sensorial Emociones Domecq, en la cual se pueden degustar sus líneas clásicas, como XA, Reserva Real, Chateau Domecq e incluso líneas de alta gama que solo se venden en la Bodega.
“De manera regular se abren fechas con visitas guiadas por el Winemaker de la Bodega, para degustar vinos que se encuentran en sus tanques y barricas, y disfrutar del maridaje de nuestros vinos, que se complementa con el sabor de los platillos del chef español Rubén Barrau”, dijo Verdeja.
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