Las tradicionales ofrendas de Santa Inés Ahuatempan, una de las expresiones más emblemáticas del Día de Muertos en la región popoloca del suroeste poblano, buscan ser reconocidas como Patrimonio Cultural del Estado de Puebla, debido a su profundo significado, su riqueza simbólica y el esmero artesanal con que las familias las elaboran cada año.
Durante la presentación de una muestra representativa en el CIS, la presidenta municipal de Santa Inés Ahuatempan, Edith Villa Trujillo, describió el altar como “una joya cultural del municipio”, una tradición viva que combina elementos religiosos, gastronómicos y comunitarios.
Destacó que los altares representan una de las manifestaciones más auténticas y profundas de la tradición prehispánica que aún perdura en nuestro estado.
Además, dijo que dicha ofrenda ancestral es una muestra del sincretismo cultural, en la que se combinan elementos indígenas y cristianos, reflejando el respeto, la fe y la memoria colectiva de su pueblo.
“Esta ofrenda es simbólica, pero representa lo que cada familia en Santa Inés prepara con mucho cariño para sus difuntos. En el pueblo, si hay cien fallecidos, se levantan cien ofrendas nuevas, y todos tenemos el compromiso de visitarlas. Las calles se llenan de vida y de fe”, expresó la presidenta municipal.
Explicó que las ofrendas nuevas se elaboran con varios días de anticipación y están dedicadas a las personas que fallecieron durante el año. Se construyen con nueve escalones, en los que se colocan alimentos, bebidas tradicionales, panes con el nombre del difunto y veladoras elaboradas artesanalmente con cera de abeja.
Entre los elementos distintivos destacan el atole xoco, bebida tradicional de maíz azul fermentado con un sabor ligeramente agrio, la granada, los xoconostles, las quitacayas, la caña, los chapulines y otros productos locales. Además, se decoran con flores, ceras, juguetes de palma y arcos de cucharilla, elaborados por artesanos especializados.
Este año, la ofrenda fue dedicada de manera simbólica a Don Trinidad Ayala Rojas, líder comunitario y figura histórica del municipio, recordado por su labor en favor de los pueblos indígenas popolocas desde 1925.
“Queremos que nuestras ofrendas sean reconocidas por lo que representan: amor, respeto y continuidad de nuestras raíces. En Santa Inés Ahuatempan seguimos honrando a nuestros muertos con lo más auténtico de nuestra tradición”, concluyó.
Hasta el momento, solamente tres ofrendas han obtenido esta importante distinción: las de Huaquechula, Tochimilco y San Gabriel Chilac, ejemplos emblemáticos de la riqueza cultural.
AAC