Lo que parecía ser un chequeo de rutina cambió por completo la vida de Vely Villarreal. En octubre de 2016 recibió la noticia de que tenía cáncer de mama y que debía someterse de inmediato a una cirugía.
Tuvo que ser intervenida en tres ocasiones para lograr retirar por completo el cáncer, que se trataba de un tumor invasor de ocho milímetros.
“Afortunadamente después de esas tres cirugías me extirparon el tumor, todo lo empecé en el mes de octubre, y en el mes de diciembre me dice el oncólogo, pues te voy a dar tu regalo en Navidad. Ya tenemos los resultados de la biopsia, de la última, después de tres cirugías y, pues, afortunadamente, con los residuos de que estaban ahí del cáncer, ahorita desaparecieron”, dijo.
Para Vely, una mujer de 46 años, recibir este diagnóstico la hizo sentirse como una niña indefensa. Buscó consuelo y refugio en los brazos de su padre, ante el difícil escenario que tenía por delante.
“Entonces mi reacción inmediata, recuerdo perfecto ese día, porque estaba lloviendo, hacía frío y nada más me fui a subir a mi carro, y en lugar de irme a mi casa, yo me fui a la casa de mis papás”, dijo.
Al haberse detectado el cáncer a tiempo, Vely no tuvo que someterse a quimioterapias ni radiaciones. Fue candidata para recibir tratamiento con hormonoterapia, el cual siguió durante cinco años.
“Como fue un tumor en etapa in situ, que es una etapa temprana, entonces, estábamos a tiempo de poder hacer muchas cosas, de evitar todo lo demás. Entonces el doctor me dijo que tenía que ser hormonoterapia, que era candidata por todos mis receptores”, señaló.
A raíz de su diagnóstico, su relación consigo misma cambió; comenzó a preocuparse más por su bienestar y a buscar estar en paz con ella misma.
“Pues que me empecé a querer, que me empecé a conocer, que empecé a hablar conmigo misma, de decir: ‘Vely, ¿qué quieres? Vely, ¿qué esperas? Veli, primero estás tú’, porque me di cuenta de que tenía que cambiar la relación conmigo para poder estar bien, si no, nada en mi entorno iba a estarlo”, agregó.
Para ella, un gran apoyo durante su tratamiento fue llegar a la asociación Unidas Contigo, grupo al que actualmente pertenece y en el que, desde el primer momento, se sintió arropada y comprendida por la situación que estaba viviendo.
“Ya vi que ese grupo era un soporte muy importante emocionalmente. No me sentí ya sola, porque estaba rodeada de chicas igual que yo, unas pasando el proceso, otras durante, otras en la misma circunstancia que yo”, indicó.
En el marco del Mes Rosa por la Lucha Contra el Cáncer de Mama se invita a las mujeres a acudir a sus chequeos de mastografía para detectar a tiempo cualquier posible anomalía.
nrm