Para una persona que es el sostén de su familia y que sale diariamente a trabajar, el perder una pierna por la diabetes cambia casi por completo su vida, tal es el caso del señor Víctor García, que tuvo que aprender a vivir con una discapacidad.
Hace dos años le fue amputada su pierna izquierda, imposibilitándolo de trabajar y atándolo a una silla de ruedas, causando cambios severos en su vida diaria y también en su salud.
“Mi vida era muy diferente, a raíz de mi discapacidad ya es un mundo muy diferente, muy nuevo que ya tengo dos años y no alcanzo yo a entender muchas cosas, y cada día voy aprendiendo más de la discapacidad. Y lo más complicado ha sido pues tener una estabilidad, pero vives muchas cosas; he vivido lo que es la discriminación de la gente, pero más que nada es como que volver a nacer”, relató.
Al quedarse solo debido a que sus familiares fallecieron y no poder trabajar, Víctor sale todos los días desde su casa en la colonia Nuevo Repueblo en Monterrey hasta el Centro de la ciudad para vender dulces, enfrentando toda una odisea en el camino.
El transporte público ya no es una opción que él considere utilizar debido a la discriminación que ha sufrido y a la nula empatía de los choferes.
“Hasta con el mismo transporte batallo, por lo mismo yo me vengo desde mi colonia hasta acá en la silla de ruedas, todo lo que es Nuevo Repueblo, Independencia y ya cruzo el puente porque a pesar de que ya los camiones tienen su espacio para discapacitados, muchas veces el operador te ve en silla de ruedas y por no querer batallar se va”, platicó.
nrm