Comunidad

Aparecen los hijos del maíz en Mega Procesión de Catrinas 2025

El contingente marchará este año con el propósito de reivindicar la esencia de los pueblos originarios dentro de uno de los desfiles más reconocidos del país.

En el bullicio de la Mega Procesión de Catrinas 2025, se hará presente un grupo de danzantes, músicos acompañados de niños que portarán huipiles, penachos, instrumentos prehispánicos y rostros pintados con símbolos ancestrales que no representan la muerte, sino la continuidad de la vida.

Su presencia en la procesión por el Día de Muertos es también un llamado a la raíz, a la tierra, a la memoria del maíz, explicó Ricardo Cervantes León, conocido como Tonatiuh, presidente del Centro Cultural Tolteca de Teotihuacán.

“Estaremos desfilando con miembros del juego de pelota, profesores de historia, músicos y guardianes de tradiciones. Cada uno portará su atuendo tradicional, desde huipiles hasta penachos, para recordar que el rostro de maíz es lo más sagrado que cualquier mexicano puede portar”, dijo en entrevista con MILENIO.

La delegación, integrada por 40 participantes, marchará este año con el propósito de reivindicar la esencia de los pueblos originarios dentro de uno de los desfiles más reconocidos del país. “Vendrán miembros del juego de pelota, nuestra representante de teatro y canto, profesores de historia y arqueología, además de educadores que trabajan con niños para difundir las culturas indígenas. Todos participarán con sus trajes tradicionales”, explicó.

El significado de la muerte en las culturas ancestrales

Para Tonatiuh, la Mega Procesión de Catrinas va más allá de la estética o el espectáculo; es un acto de memoria y espiritualidad. “Las Catrinas son una manifestación cultural que viene desde la época ancestral. En las cosmovisiones maya, zapoteca y mixteca, existe una mujer que llora por la pérdida de sus hijos; esa mujer es la madre tierra, que sufre cuando el ser humano rompe su conexión con ella”, explicó.

En su visión, la Catrina simboliza el vínculo entre los vivos y los muertos, entre la tierra y el cosmos. Es la representación del duelo, pero también del renacimiento. Por eso, los integrantes del Centro Cultural Tolteca de Teotihuacán no se maquillarán como esqueletos por simple moda: lo harán para honrar esa filosofía que enseña que la vida es un ciclo que nunca se interrumpe.

“No se trata de una puesta en escena, sino de portar lo que somos. Nuestro atuendo no es folclor, es identidad”, subrayó Tonatiuh.

El legado del Centro Cultural Tolteca

El Centro Cultural Tolteca de Teotihuacán fue fundado en 2008, inspirado por el legado del Abuelo Gorila, padre de Tonatiuh y creador del primer grupo de danza tradicional tolteca. “Cuando surgimos como grupo cultural, fue una búsqueda de identidad. En 1992 se reunieron 260 tribus en Teotihuacán para conmemorar el último día de independencia del indígena americano, y ahí nació nuestro compromiso de preservar la esencia de nuestras raíces”, recordó.

Desde entonces, el centro ha rescatado saberes que combinan ciencia y espiritualidad: la medicina tradicional, los juegos autóctonos, la cerámica, la música con ocarinas, la práctica del temazcal y la armonización del alma con el fuego. En 2018, construyeron una cancha de juego de pelota inspirada en Cantona y Monte Albán, y hoy colaboran con la Federación Mexicana de Juegos Autóctonos y Tradicionales.

Reconciliar culturas, rescatar sabidurías

El trabajo del Centro Cultural Tolteca de Teotihuacán cuenta con el apoyo del Instituto Memnosyne, cofundado por Mary Ann Thompson-Frenk, activista y filántropa que ha convertido la reconciliación cultural en una misión global. “La verdadera cooperación entre naciones comienza con el respeto por las raíces culturales y el conocimiento ancestral”, afirmó. “Cuando escuchamos al otro, cuando comprendemos de dónde viene su visión del mundo, dejamos de temer y comenzamos a construir. Ese es el verdadero poder del diálogo: sanar la historia”, dijo.

Desde México hasta Estados Unidos, Thompson-Frenk ha tejido puentes entre comunidades indígenas, universidades y organismos internacionales para rescatar saberes olvidados y sanar heridas históricas. “En Estados Unidos negociamos el primer tratado en 300 años entre las naciones Hopi y Navajo. La gente decía que era imposible. Yo tenía poco más de 20 años y pensaba: ‘¿Por qué no?’”, recordó con una sonrisa.

Su visión transformó el modelo de ayuda humanitaria al corregir ineficiencias en la distribución de donaciones, lo que evitó que millones de dólares en alimentos terminaran en vertederos. “Descubrimos que el problema no era la falta de comida, sino la dificultad para los donantes. Cambiamos el modelo y los ayudamos a entregar directamente a quienes lo necesitaban”, explicó. “La generosidad no puede depender de la burocracia; debe ser un reflejo del corazón. Si logramos que los recursos fluyan de forma justa, el hambre y la desigualdad dejarán de ser parte de nuestra normalidad”, añadió.

El impacto trascendió fronteras. “Empresas con operaciones internacionales comenzaron a contactarnos desde Europa. En una llamada logramos enviar tres camiones con alimentos a Ucrania. Esa es la fuerza de las redes humanas cuando la empatía reemplaza al miedo”, señaló.

Pero el punto de partida fue México. “Nuestro primer capítulo comenzó aquí, con dos centros culturales: uno en Yucatán, dedicado a los mayas, y otro en Teotihuacán, enfocado en la herencia tolteca. Desde entonces, México ha sido el corazón espiritual de nuestro trabajo”, subrayó.

Cráneo monumental 

De ese impulso nació el cráneo monumental Un vuelo hacia la reconciliación, obra de Iván Baltazar y Gabriel Vistrain, que fusiona las culturas maya y tolteca y forma parte de Mexicráneos 2024, la exposición pública que honra la tradición del Día de Muertos a través del arte contemporáneo.

“En esta fecha tan emblemática para la cultura mexicana, nos llena de orgullo presentar este cráneo único, diseñado y creado por dos talentosos artistas de las culturas maya y tolteca. Su trabajo refleja una armoniosa fusión de ambas tradiciones”, dijo Thompson-Frenk.

El proyecto fue posible gracias al apoyo del Centro Comunitario U kúuchil k Ch’i’ibalo’on, en Yucatán, y del Centro Cultural Tolteca de Teotihuacán, dirigido por Ricardo Tlahuizcalpantecuhtli Cervantes, Tonatiuh Cervantes León e Irma Cortés León.

“Deben sentirse orgullosos de toda su herencia, no solo de lo que vino de España. Tuvieron acueductos, ingeniería avanzada, medicina, matemáticas. Negar ese legado es negar una fuente de fuerza que hoy es más relevante que nunca”, subrayó.
“La reconciliación no es un acto simbólico: es una acción cotidiana. Es compartir el conocimiento, valorar lo que nos une y sanar lo que nos dividió. Por eso, ver a México caminar con su rostro de maíz entre los vivos es, para mí, una señal de esperanza”, expresó Thompson-Frenk.

En la Península de Yucatán, el Centro Comunitario Raxalaj Mayab, conocido como Kuchilch Ivalón, en Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, ha trabajado desde 2009 bajo el impulso del Instituto Memnosyne. Su coordinador, Ángel Sulub Santos, explicó que el proyecto se centra en la salud comunitaria, la medicina maya y la transmisión de la sabiduría ancestral a nuevas generaciones.

“El eje principal de trabajo es la salud comunitaria a partir de la medicina maya, de la ritualidad y de todo lo que tiene que ver con las formas tradicionales de salud. Nuestro objetivo es fortalecer la identidad maya y transmitir a la niñez y la juventud la sabiduría de los abuelos y abuelas, muchas veces infravalorada en el sistema educativo”, señaló.

El centro cuenta con una escuelita maya, talleres de bordado, arte, música, fotografía y pláticas con las abuelas. También tiene un jardín medicinal en plena selva donde crecen árboles como el chaká y el canán, usados para tratar enfermedades cutáneas.

“Para los mayas, las plantas no son solo medicina, sino también seres sagrados. Los abuelos saben qué planta usar, en qué dosis y para quién. Es un conocimiento que se transmite con respeto”, añadió.

Sulub Santos subrayó que la medicina tradicional no compite con la medicina moderna, sino que la complementa.

“Los sanadores y sanadoras recomiendan acudir al médico cuando es necesario. La diferencia es que la medicina maya considera también lo emocional y lo espiritual. Se trata de una sanación integral”, explicó.

El proyecto se sostiene con el apoyo del Instituto Memnosyne y con la solidaridad de la comunidad. “Los artistas y talleristas colaboran sin cobrar, por compromiso y convicción. Nos mantenemos también con donaciones de visitantes y con el esfuerzo colectivo. Han sido dieciséis años de trabajo constante”, apuntó.

El orgullo de portar el Rostro de Maíz

La unión entre el Instituto Memnosyne, el Centro Cultural Tolteca de Teotihuacán y el Centro Comunitario Raxalaj Mayab cristaliza en la Mega Procesión de Catrinas: un desfile donde el arte, la espiritualidad y la historia se entrelazan para rendir homenaje a la tierra y sus guardianes.

“Muchos en el mundo quisieran ser mexicanos y nosotros, que tenemos la dicha de portar este rostro tan humilde y tan grande, tenemos que exaltarlo no solo mañana, sino cada día que salimos al mundo con nuestro rostro de maíz”, dijo Tonatiuh.

Este 1 de noviembre, cuando las catrinas recorran el Paseo de la Reforma entre flores de cempasúchil y cantos sagrados, también marchará el rostro de maíz: un símbolo de reconciliación, memoria y vida que une lo ancestral con lo eterno.

LP

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Blanca Valadez
  • Blanca Valadez
  • Periodista formada en la UNAM. Con 33 años de oficio, impulsada por la curiosidad y la aventura. Ha captado la voz de ilustres como Octavio Paz y Carlos Fuentes. Hoy explora los enigmas del cuerpo y la mente en relatos que resuenan en prensa, TV, radio y web.
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