El diagnóstico de cáncer de mama cambia la vida de cualquier mujer, más allá de las consultas, estudios y tratamientos médicos, el proceso trae consigo un impacto profundo en la mente y las emociones: incertidumbre, cansancio emocional, ansiedad y miedo a la muerte, explicó Avelina Alcorta Garza, coordinadora de Psicología y Cuidados paliativos del Servicio de Oncología del Hospital Universitario.
En este mes de concientización, especialistas insisten en que cuidar la salud mental es tan vital como atender el cuerpo.
La psicooncóloga explicó que los tratamientos más efectivos no se limitan a lo físico, sino que integran también el acompañamiento emocional.
“Las intervenciones más efectivas combinan información clara, contención emocional y estrategias prácticas”, señaló.
La especialista detalló que en los procesos oncológicos, las pacientes suelen experimentar agotamiento, problemas de sueño, tristeza, ansiedad o cambios de ánimo que pueden convertirse en una sobrecarga tan pesada como la propia enfermedad.
“Trabajar con esos síntomas es tan importante como trabajar con el mismo cáncer”, explicó.
El acompañamiento psicológico se da en diferentes momentos clave del proceso; el diagnóstico, durante el tratamiento, la rehabilitación y la etapa de supervivencia. En cada una de ellas, las emociones juegan un papel determinante.
La experta explicó que al recibir el diagnóstico, es común que aparezca el miedo a la muerte y la incertidumbre por el futuro y que durante el tratamiento, la paciente enfrenta cambios físicos, cansancio y efectos secundarios que afectan su ánimo.
Posteriormente, explicó que en la etapa de rehabilitación, surge el reto de recuperar la rutina, y finalmente, en la supervivencia, aún con la enfermedad controlada, aparece otro desafío que es el temor a la recurrencia.
“Después de que el paciente pasa diferentes etapas del tratamiento y se considera en remisión, hay un periodo de vigilancia que también genera ansiedad, ese miedo a que el cáncer regrese es un tema que debemos acompañar de cerca”, explicó la experta
Avelina Alcorta Garza agregó que el tratamiento no significa poner la vida en pausa. Al contrario, retomar las actividades cotidianas puede ser una herramienta poderosa para sanar.
“Mantener nuestra vida de trabajo, nuestra vida social y familiar, y hacerla normal, ayuda mucho al paciente. El tratamiento cuando funciona te da la oportunidad de hacer tu vida normal, y eso es algo que fortalece emocionalmente”, apuntó.
En el marco de la conmemoración del mes rosa, la Facultad de Medicina organizó el simposio “Más allá de Octubre”, donde médicos, psicólogos y especialistas abordaron distintas dimensiones del cáncer de mama.
Entre los temas destacados estuvieron la detección temprana, considerada la herramienta más efectiva para salvar vidas, el acompañamiento de la familia, pieza fundamental para el bienestar emocional de las pacientes y la relevancia de la nutrición y el ejercicio, que no solo fortalecen el cuerpo, sino que también contribuyen al equilibrio psicológico durante el proceso
“Cuando tenemos el diagnóstico de cáncer, ya sabemos a lo que nos enfrentamos. El cáncer no avisa cuándo va a llegar, pero al descubrirlo a tiempo tenemos un mundo de oportunidades para resolverlo. Lo malo sería no darnos cuenta, porque ahí sí se pierden tiempos muy valiosos para el tratamiento, es una noticia que la debemos de transformar en un escalón para llegar al bienestar.”, agregó
grt