Cada 5 de noviembre se conmemora el Día Internacional del Payaso, una fecha que honra a quienes, con humor, gestos y maquillaje han llevado alegría a personas de todas las edades en distintas culturas.
La celebración rinde tributo a Joseph Grimaldi, nacido el 5 de noviembre de 1778 en Inglaterra y considerado el padre del payaso moderno, cuyo legado incluye el maquillaje blanco, la nariz roja y el vestuario extravagante que hoy identifican al clown clásico.
Asimismo, la fecha reconoce a figuras como Emilio Alberto Aragón, “Miliki”, cuyo trabajo con el trío “Gabi, Fofó y Miliki” marcó una generación en el mundo hispanohablante con un humor familiar y emotivo.
En Hidalgo, desde hace décadas, festivales, ferias y colectivos artísticos organizan funciones especiales, talleres infantiles y actividades comunitarias que subrayan el papel del payaso en la cultura local con una característica destacada como es la participación activa de artistas que combinan el arte del payaso con prácticas comunitarias, llevando su expresión artística a hospitales, escuelas y espacios públicos.
PAYASOS EN HIDALGODesde el circo decimonónico hasta la máscara rosa del Kompayaso,
pasando por los talleres de Wicho’s en Tulancingo y las leyendas del
Panteón Inglés, el arte del payaso no se reduce al espectáculo. Es
memoria, resistencia, terapia y oficio. Y en cada sonrisa provocada se
reafirma su lugar en el tejido cultural, recordándonos que, incluso en
los tiempos más duros, la risa sigue siendo un acto de humanidad.
Leyendas
La historia del payaso en el estado se remonta al Porfiriato, con una figura legendaria: Richard Bell, el Payaso Inglés. Nacido en 1858 en Deptford, Inglaterra, en el seno de una familia circense, llegó a México en 1869 como parte de una gira internacional.
Pronto se estableció en el país y se convirtió en el payaso más popular de su época. Su estilo era el del payaso blanco: elegante, refinado, con la cara completamente blanca y un bigote cubierto de harina. Se distinguía por su ingenio, su capacidad de improvisación y su habilidad para conectar tanto con la élite porfiriana como con las clases populares. Fue tan célebre que el poeta Juan de Dios Peza escribió que Bell era “más popular que el pulque”, bebida icónica no solo de la época sino también de Hidalgo. Se cuenta que el presidente Porfirio Díaz, con quien mantenía una amistad, bromeó diciendo que no permitía el voto popular porque “votarían por Ricardo Bell para presidente”.
Aunque la Revolución Mexicana lo obligó a abandonar el país su vínculo con México nunca se rompió. Falleció en Nueva York en 1911, tras enfermarse al exponerse a una ventisca, y fue enterrado allí. Sin embargo, en Real del Monte, Hidalgo, persiste una leyenda arraigada: en el Panteón Inglés, destinado a mineros británicos, hay una tumba con su nombre que muchos locales atribuyen al payaso. “Su tumba en el Panteón Inglés resalta como un símbolo que une el arte del payaso con la historia local y la identidad cultural del estado”. La lápida, orientada hacia el sur, se dice que apunta a México: el país que lo adoptó y lo hizo leyenda.
Emprendimiento
Una de las figuras más queridas es Luis Reyes, conocido artísticamente como “Wicho’s Tamales del Tamalón Gordo”, originario de Tulancingo. Con casi 30 años de trayectoria, Wicho’s se ha convertido en un referente del clown terapéutico en la región.
Su vida y su carrera estuvieron entrelazadas con la de su hijo, quien no solo fue su inspiración para dedicarse al oficio, sino también su compañero en el escenario. Juntos, se hicieron habituales del Jardín de La Floresta, donde actuaban regularmente.