Entre papel picado, calaveras colgantes y al son de “El Ratón Vaquero”, la explanada de la Preparatoria número 7 Puentes de la UANL se llenó de color, con un altar dedicado a Francisco Gabilondo Soler, “Cri-Cri”, el inolvidable grillito cantor.
El altar, de siete escalones, se decoró con velas blancas, flores de cempasúchil, mole verde, pan con mantequilla y una fotografía del compositor, por mencionar solo algunos detalles.
 
	Pero lo que realmente llamó la atención fueron los tapetes de aserrín que representaban a sus personajes más queridos, esculturas de papel hechas por alumnos del taller de artes, una fuente real y hasta un telescopio, en homenaje a la pasión de Cri-Cri por la astronomía.
Además de los números musicales que prepararon los alumnos en donde cantaron y bailaron canciones como “Las Vocales”, “La Patita” y “el Ratón Vaquero”.
“Hubo días que nos quedamos hasta las once de la noche ayudando. Fue muy bonito ver cómo todos querían participar”, compartió Verónica Cavazos, presidenta de la sociedad de alumnos.
Con una sonrisa, recordó que el altar “nos hizo regresar a la niñez, a esos recuerdos tan lindos con sus canciones”.
Otro estudiante , Emanuel Carriel, caracterizado como "El Ratón Vaquero", confesó que "Cri Cri" marcó su infancia.
“Cri-Cri marcó mi infancia; crecí con La Patita y Los Cochinitos. Todo este esfuerzo vale la pena para conmemorar su espíritu”.
La directora, Celia de la Garza Salinas, destacó el compromiso de los jóvenes.
“Tienen semanas trabajando y el resultado ha sido maravilloso. Este proyecto unió a alumnos, maestros y padres de familia”.
Entre colores, risas y música que aún resuena en el corazón, el altar de la Prepa 7 no solo recordó al creador de las canciones infantiles más queridas, sino que también celebró la magia de seguir soñando como niños.
 
	 
	 
         
                                     
                                    