Vivió, sufrió, gozó y alentó hasta el final al equipo de sus amores.
Alan Guadalupe Guerrero Jiménez fue desde hace muchos años un ferviente seguidor de los Diablos Rojos del Toluca, un aficionado que decidió que su mayor pasatiempo sería apoyar a su club desde la tribuna, pero no solo con porras, gritos y cantos, lo haría con su aliento y sus pulmones, es decir, tocando la trompeta.
El también colaborador de MILENIO Estado de México, desde muy joven llevó su cariño por los escarlatas al máximo nivel, con apenas 17 años se enlistó en el grupo de animación Porra Perra Brava, donde aprendió los cantos y acompañó a la barra en cada partido, dentro y fuera de casa.
Años más tarde se fue a la Banda del Rojo, donde se sumó a la orquesta como trompetista. Después, una nueva transición, con su pasión y su talento musical se fue a los Hijos del Averno, donde aguantó 15 años sin un título, pero aun así no dejó de alentar, tuvo “aguante” pese a vivir cuatro finales perdidas.
Se va como campeón
Este año por fin, el 25 de mayo, Alan disfrutó del triunfo de sus rojos, el sueño hecho realidad, por fin le gritó al mundo que era campeón.
Alan y su inseparable trompeta continuaron apoyando, hasta este domingo, donde alentó a su equipo por última vez. Lamentablemente, luego del encuentro ante los Tuzos, falleció en un trágico accidente.
A partir de ahora hará falta en los cantos de la porra; sin embargo, en cada tono de la orquesta en la Tribuna Diablos se le recordará como uno de los aficionados más entregados a su amor por los Diablos Rojos.
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