Leilani Michelle reside en Zacatepec, Morelos, y tiene un año con 10 meses. Su madre, Silvia Ortega, notó hace un mes que los ojos y el color en la piel de la menor se tornaban amarillos, por lo que decidió llevarla al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde le diagnosticaron hepatitis fulminante, enfermedad rara que acaba con el hígado y en cuestión de días provoca la muerte.
La niña fue trasladada al Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional (CMN) Siglo XXI para su valoración y tratamiento. Ahí, Roberto Ortiz Galván, jefe de Trasplantes, detectó la hepatitis fulminante y alertó que de no recibir un hígado en menos de dos semanas la pequeña fallecería.
El IMSS activó un protocolo médico de urgencia para encontrar a un donante vivo o cadavérico y, al hacerlo, logró trasplantar a la menor un hígado sano.
El coordinador nacional del Programa de Donación de Trasplantes de Órganos, Tejidos y Células del IMSS, José Alfonso Yamamoto Nagano, explicó que una paciente como la menor se ubica en una categoría de gravedad extrema y el trasplante hepático es el último recurso para salvar su vida.
Por ello, dijo, se puso a la niña en los casos urgentes de la lista del Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra) para disponer de un órgano cadavérico en el menor tiempo posible, por lo que esa entidad colocó el caso de la menor como prioridad y transcurrió una semana sin que hubiera un donante cadavérico.
Por esa razón se le propuso a su mamá que fuera la donante de la porción del hígado que su hija necesitaba. Ella no lo dudó un instante, y aunque fue advertida de los riesgos de fallecer en quirófano ante lo delicada que es la cirugía, decidió someterse a la intervención.
“Aún con el mejor equipo y entrenamiento de los cirujanos, el paciente tiene 30 por ciento de riesgo de fallecer durante o después de la cirugía”, aclaró Yamamoto.
La señora Ortega comentó que “los estudios salieron muy bien, ese mismo día me hospitalizaron y al siguiente se hizo la cirugía. Los doctores me dijeron que era una operación peligrosa para mí y podía ser de vida o muerte; gracias a Dios todo salió muy bien, yo me siento muy bien, mi hija igual y ya está dada de alta, sigue viniendo a consulta y a laboratorio. Me dicen los doctores que podrá seguir con su vida normal”, señaló.
Yamamoto refirió que la falla hepática fulminante, en más de la mitad de los casos, tiene un origen desconocido. Un sector puede desarrollar la enfermedad por efectos tóxicos de medicamentos, pesticidas, hongos o infecciones virales. Ese mal no se puede prevenir.
Por ello, agregó, la intervención de los especialistas es vital para detectar a tiempo y hacer el trasplante lo más pronto posible para tener éxito.
En 2016 el IMSS realizó 42 trasplantes hepáticos, de los cuales seis fueron para tratar hepatitis fulminante, realizados en hospitales de alta especialidad de la Ciudad de México, Jalisco y Nuevo León.
Yamamoto explicó que en México no hay más de dos centros que efectúan trasplante hepático de donante vivo, incluso a escala mundial pocos realizan este tipo de operación.
En los últimos dos años el Hospital de Pediatría de CMN Siglo XXI ha hecho cuatro trasplantes en niños con hepatitis fulminante, tres con donante vivo y uno de donador fallecido, con éxito en todos los casos, comentó Ortiz Galván, quien se capacitó en 2001 en Japón y Estados Unidos. Actualmente capacita a otros cirujanos del IMSS para que cada vez haya más personal capacitado.