Comunidad

El coronavirus cerró las puertas de las iglesias pero abrió nuevas

El 4 de julio de 2019 arribó el nuevo obispo de la Diócesis de Tampico, Monseñor José Armando Álvarez Cano.

Un día como hoy el sur de Tamaulipas estaba de fiesta. La zona recibía al nuevo líder de la comunidad católica, monseñor José Armando Álvarez Cano. Apenas pisó el aeropuerto Francisco Javier Mina y los feligreses estallaron en júbilo.

El 4 de julio de 2019 arribó el nuevo obispo de la Diócesis de Tampico, se le dio la bienvenida con música, folclore e innumerables muestras de afecto y de fe, que hicieron de ese día una fecha memorable para el michoacano.

En su primer mensaje al pueblo creyente, dejó claro su principal propósito: construir una comunidad fincada en los valores y atraer a quienes se han alejado de la fe.

A un año de distancia, ve un balance positivo porque se está logrando que más personas se acerquen a la iglesia, aunque jamás imaginó que viniera una pandemia a contribuir en ese objetivo, a pesar que la misma crisis sanitaria obligó a cerrar los templos. Toda una paradoja.

La contingencia de salud lleva a muchas personas a refugiarse en la fe y el auxilio espiritual ante todo lo que la epidemia ha traído consigo, muerte, enfermedad, cierre de empresas, despidos, hambre y pobreza.

Y lo han hecho a través de las redes sociales, que se convirtieron en las herramientas idóneas para acercar a los feligreses, sobre todo a aquellos que se habían alejado.

El coronavirus cerró las puertas de las iglesias pero abrió nuevas puertas a través de las plataformas digitales.
El arzobispo de Toluca, Monseñor Francisco Javier Chavolla Ramos, pidió a los fieles mantenerse firmes ante la pandemia que azota en el país.
La misa se transmitió en vivo. (Especial)


El obispo celebra que un teléfono pueda acercar a la palabra de Dios, aunque no deja de sentir dolor en el corazón ante la experiencia difícil de oficiar misa sin gente en el templo.

Confía que pase pronto la tempestad.

¿Se fortaleció la fe a través de redes sociales?

Nos estamos sorprendiendo porque normalmente nuestras iglesias se llenaban con cien personas, ahora ver que están participando 200 ó 300 en las redes digitales, nos llena de alegría por la participación de la gente. Como mexicanos y latinos nos gusta el contacto, estar presentes, abrazar y esa ha sido la añoranza, pero la novedad que hemos encontrado los sacerdotes es que hay más gente en las misas virtuales.

La pandemia nos pone a prueba a todos, pero todavía hay escépticos

Quien niega esta situación es que no la ha vivido en carne propia o en algún ser querido, mucha gente está esperando una prueba más cercana, qué triste que estén pensando así; muchos deberían ser voluntarios en los hospitales para conocer del sufrimiento de quienes esperan por saber de sus enfermos, con la angustia de no conocer si los están atendiendo bien o mal y cuando mueren tener que sepultarlos en unas cuantas horas, sin que puedan reunirse en familia, lo que verdaderamente es doloroso, así que quien diga que no existe el virus, es por la falta de conocimiento en el tema y de cierta dureza de corazón para ver lo que está pasando a su alrededor.

¿Desde el gobierno el mensaje se ha dado correctamente?

Hemos vivido desde el inicio de la pandemia indicaciones contradictorias, por un lado a nivel federal se dice una cosa, a nivel estatal se dice otra y a nivel de municipio otra, esto ha confundido a las personas y se han introducido elementos políticos que generan entre la gente esa situación de desconcierto, de descontento, de protestas, de violencia.

Es necesario hacer llegar de modo correcto la información a fin de evitar confusiones, y un poco de comprensión de las autoridades hacia aquellos que se manifiestan, porque al estar carentes de trabajo no pueden llevar el sustento a sus casas. Hay que reconocer el dolor de la gente por la falta de dinero, ser comprensivos, mucha gente está desesperada no por la enfermedad sino por la falta de recursos económicos para comer, creo que en algún momento todos hemos experimentado en carne propia cierta presión que nos hace explotar y sentir cierta frustración.


A un año de haber llegado a la Diócesis de Tampico y con este momento inédito que nos toca vivir, ¿cómo se siente ahora?

Tengo muy presentes esas manifestaciones de cariño que se desbordaron de una manera especial porque la gente tenía muchos deseos de que llegara su obispo.

El ritmo de trabajo con el que ibamos avanzando se vino abajo por la pandemia, pero en medio de todo eso Dios fue dando otras oportunidades.

Ha sido un año donde estoy muy agradecido con Dios, con las personas, con los sacerdotes que me han recibido con mucha disposición para que podamos trabajar en este proyecto de Dios dentro de la iglesia.
Tampico
José Armando Álvarez Cano Obispo de Tampico


El mensaje para todos es que el sufrimiento ha sido mucho, pero los frutos tienen que ser grandes y extraordinarios, no creo que el sufrimiento que estamos viviendo sea en vano, esto deberá dejarnos cosas muy positivas a nivel de familia y como persona, porque nos vamos dando cuenta de que somos capaces de cosas muy buenas.

Pido ánimo, fortaleza y confianza en Dios, y ayudarnos unos con otros porque ese es el verdadero mensaje de esta pandemia.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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