Ciencia y Salud

Necesario el tamizaje para detectar consumo de alcohol en embarazadas: INPer

Especialistas señalan que no existe dosis segura ni momento adecuado para tomar alcohol durante el embarazo; cada trago causa efectos negativos en el desarrollo neurológico, cardiaco e inmunológico del feto.

El Instituto Nacional de Perinatología Isidro Espinosa de los Reyes (INPer) analizó 894 expedientes clínicos de pacientes atendidas entre 2022 y 2023, y encontró que 98 mujeres reconocieron haber consumido alcohol en algún momento del embarazo.

El estudio mostró que dos por ciento no suspendió el consumo pese al diagnóstico y que 19 por ciento no recibió seguimiento tras admitirlo. Solo 23 mujeres, equivalentes al 23.46 por ciento de las que declararon consumo, fueron referidas a un servicio especializado de salud mental.

“El promedio de edad fue de 28 años y 79 por ciento de las pacientes bebió alrededor de la semana 8.5 de gestación, justo cuando se enteraron de que estaban embarazadas. Llegamos tarde porque durante esas primeras semanas ya hubo exposición”, explicó Laura Elena Jiménez Aquino, médica adscrita al departamento de Neurociencias del INPer y coordinadora de las áreas de psicología y psiquiatría. 
“No basta con dejar de beber durante la gestación. La mayoría de las mujeres retoma el consumo en el posparto, sobre todo a partir del tercer mes. Ahí es donde estamos perdiendo la batalla”, enfatizó la especialista.

Omisiones en la atención 

El análisis evidenció que en 81 por ciento de las primeras consultas no se preguntó a las embarazadas si habían ingerido alcohol durante la gestación y que en 80.5 por ciento tampoco se indagó sobre consumo en embarazos previos. En ningún caso se aplicó un tamizaje formal. “Se redujo todo a una pregunta binaria: ¿consume alcohol, sí o no? Esa omisión limita la detección temprana y la posibilidad de intervenir”, advirtió Jiménez Aquino.

La especialista insistió en que las mujeres mexicanas están expuestas a un doble riesgo, por un lado, la falta de información clara sobre los efectos del alcohol durante el embarazo y, por otro, la ausencia de protocolos médicos que integren la detección sistemática.

“Durante años se difundió la idea de que una copa de vino o una cerveza no hacían daño. Hoy sabemos que cualquier trago llega al feto y afecta su desarrollo neurológico, cardíaco, inmunológico y endocrino. No existe dosis segura ni momento seguro para beber durante el embarazo”, subrayó.

Embarazos no deseados 

En el INPer, 60 por ciento de los embarazos no son planeados, lo que aumenta las posibilidades de que las mujeres consuman alcohol en las primeras semanas sin saber que están embarazadas. “Es prácticamente una moneda al aire. La planeación del embarazo y la conciencia sexual deben formar parte de las estrategias de prevención”, explicó.

La especialista advirtió que las consecuencias de la exposición temprana no siempre son visibles al nacer. El Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF) incluye desde malformaciones faciales y problemas de crecimiento hasta alteraciones en memoria, aprendizaje, conducta y lenguaje. “Estos niños tienen más dificultades para cumplir normas sociales, presentan problemas de atención y, en la adolescencia, mayor riesgo de caer en consumo de sustancias, abandonar la escuela o incluso tener conductas delictivas. Es una cadena de desventajas que se pudo prevenir con una sola pregunta a tiempo”, señaló.

Evidencia internacional y tamizaje

Jiménez Aquino recordó que en un estudio realizado en Reino Unido se aplicó el cuestionario AUDIT-C de 3 preguntas y un cuestionario más extenso de 44 ítems. Tras una breve intervención con información escrita sobre los riesgos, las mujeres redujeron su consumo y mostraron actitudes más negativas hacia la ingesta de alcohol durante el embarazo. “Lo más relevante es que pidieron explícitamente que los profesionales de la salud pregunten sobre alcohol. No hacerlo refleja más nuestro estigma que respeto hacia ellas”, dijo.

La especialista explicó que el personal de salud suele evitar el tema por miedo a “ofender” o a estigmatizar a las pacientes. “Si creemos que preguntar es juzgar, el problema está en nosotros. Debemos trasladar la pregunta al mismo nivel que cuando indagamos por vacunas, alimentación o sueño. Se trata de salud, no de moralidad”, apuntó.

Durante el mismo congreso, Larissa Gómez Ruiz, pediatra y especialista en neonatología del Hospital Civil de Guadalajara “Juan Menchaca”, presentó la conferencia 'Biomarcadores para la detección del consumo de alcohol durante el embarazo'.

El fosfatidiletanol en sangre refleja consumo de hasta 2 semanas, mientras que el etilglucurónido y el etilsulfato en orina registran los últimos 7 días.

El cabello permite identificar patrones de consumo de hasta 15 meses y el meconio, desde la semana 19 o 20 de gestación.

En investigaciones internacionales, los ésteres etílicos de ácidos grasos detectados en meconio mostraron una sensibilidad de 88 por ciento y una especificidad de 64 por ciento, mientras que en cabello, valores superiores a 200 picogramos por miligramo indicaron consumo repetitivo y mayores a 500 reflejaron consumo excesivo.

“Estos datos permiten vincular la exposición prenatal con consecuencias posteriores como la reducción en el volumen del hipocampo, asociada a déficits en memoria y aprendizaje”, explicó Gómez Ruiz.

Ambas especialistas coincidieron en que la falta de protocolos de tamizaje y la ausencia de políticas públicas claras han impedido dimensionar la magnitud del problema en México. “El periodo perinatal es crítico para la madre y el hijo. La planeación del embarazo, el uso de biomarcadores y el acompañamiento integral son piezas claves para romper el ciclo de exposición al alcohol. Hay mucho que hacer y no podemos seguir ignorando un problema que compromete la salud de futuras generaciones”, sostuvo Jiménez Aquino durante el Día Mundial de Concienciación sobre el Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF), que se celebra hoy para recordar que esta condición es 100 por ciento prevenible al no consumir alcohol durante el embarazo, la lactancia o al intentar concebir.

En México, cifras oficiales reportan que nacen al año 1 millón 820 mil bebés y que,  a nivel mundial, se estima una prevalencia de aproximadamente 7.7 casos de TEAF por cada mil nacimientos.

IYC

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Blanca Valadez
  • Blanca Valadez
  • Periodista formada en la UNAM. Con 33 años de oficio, impulsada por la curiosidad y la aventura. Ha captado la voz de ilustres como Octavio Paz y Carlos Fuentes. Hoy explora los enigmas del cuerpo y la mente en relatos que resuenan en prensa, TV, radio y web.
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