Pocas veces somos conscientes de la autonomía y la calidad de vida que nos da el poder abrochar los botones de la camisa, agarrar una pluma para firmar un documento o teclear la contraseña de nuestro celular.
Son de esas cosas que, como diría el dicho, no se aprecian hasta que se pierden o, en este caso, se empiezan a debilitar durante la vejez.

¿Qué son las habilidades finas?
Cualquier persona que llegue a la línea de los 60 o 65 años automáticamente es considerada como adulta mayor. Por supuesto, esto no las convierten en seres frágiles o vulnerables o incapaces. Sin embargo, con el paso del tiempo pueden experimentar cambios en diversas funciones del organismo, tales como la motricidad fina.
Dentro de la habilidad motriz fina se incluyen todas aquellas actividades que involucran pequeños movimientos, especialmente en manos y pies.
En los primeros años de vida, las niñas y los niños no tienen esta capacidad completamente desarrollada, de ahí su falta de control muscular o fuerza. Por el contrario, durante la vejez puede deteriorarse poco a poco; lo cual, si no se identifica y trata a tiempo, llega a perjudicar el bienestar y la salud mental del adulto mayor.
El dato...¿Por qué se pierden las habilidades motrices finas?
La motricidad fina funciona con la participación conjunta del sistema nervioso, la coordinación óculo-manual y la sensibilidad para manipular objetos. Su debilitamiento ocurre por diversos factores que van desde el envejecimiento natural o falta de activación física, hasta enfermedades neurodegenerativas, artritis o accidentes cerebrovasculares.
Atender el desgaste de la motricidad fina en adultos mayores es crucial para garantizar su calidad de vida.
Aunque sean pequeñas y comunes, perder la habilidad de presionar los botones del control de la televisión, ponerse los aretes o agarrar una simple cuchara para comer una gelatina puede generar frustración y dependencia de terceros.
De ahí la importancia de proponer e incentivar a esta población a realizar actividades de motricidad. Incluso sin la necesidad de haber atravesado algún accidente incapacitante o esperar a una edad mucho más avanzada.
¿Cómo ejercitar la motricidad fina?

La constancia y práctica son claves para no perder estas habilidades. Así lo mencionó la especialista en recreación terapéutica, Kayla Ogle, en un artículo de la organización Brooks Rehabilitation.
Y para mantenerlas en buen funcionamiento, recomendó implementar acciones sencillas y no exclusivas de la vejez. Una de ellas es hacer que las rutinas o acciones comunes sean más desafiantes, por ejemplo: si la persona es diestra, intentar escribir con la mano izquierda; arreglarse el cabello de forma diferente o utilizar otro método para amarrar la corbata.
También resulta beneficioso encontrar un nuevo hobbie. Más aún si en éste hay algún amigo, familiar o conocido que pudiera guiarnos y enseñarnos los pasos más complicados, si fuera una clase de baile; la mejor técnica para aplicar la acuarela, en lecciones de pintura; cómo pasar el balón, en clases de fútbol, etcétera.
Incluso tareas tan comunes pueden ayudar a activar la motricidad fina: doblar la ropa, cocinar la cena, lavar los platos, barrer, recoger la basura, sacudir las repisas del cuarto, entre muchas más.
Actividades de motricidad fina

En casa existen un sinfín de tareas para activar las habilidades motrices. Por supuesto, si la o el adulto mayor presenta dificultades para realizarlas, Ogle recomendó utilizar equipo o tecnología adaptativa— los cuales pueden retirarse conforme su rendimiento vaya mejorando—.
Entre las actividades señaladas se encuentran:
- Juegos de cartas, de mesa y rompecabezas: se manipulan objetos pequeños y facilitan la interacción social
- Jardinería: desde manipular herramientas como palas o tijeras, regar las plantas o recortar las hojas muertas, hasta traspasar cuidadosamente una flor de una maceta o preparar el abono.
- Manualidades: incentivan la motricidad en diferentes niveles. Algunas como coser, tejer a gancho o ensartar cuentas activan particularmente las muñecas y los dedos de la mano.
- Videojuegos: la especialista expresó un gusto especial por esta actividad, pues los controles de consolas como Wii o Xbox o de la pantalla del iPad activan refuerzan el movimiento de manos y dedos.
- Cuidado personal: peinarse, maquillarse, pintarse las uñas o aplicar el skincare.

Estrategias psicopedagógicas mejoran bienestar, revela estudio
Diversas investigaciones han comprobado que las estrategias psicopedagógicas influyen positivamente en la motricidad de adultos mayores, así como en sus habilidades sociales. En específico, el artículo demostró que la fuerza y resistencia son significativas para la motricidad.
El estudio "Estrategia psicopedagógica para mejorar la motricidad fina en adultos mayores del género femenino", de la Revista Médica Electrónica, se aplicó a 35 adultas mayores (de entre 67 y 69 años de edad). Durante tres meses, cada una realizó una sesión semanal de cuatro tipos de actividades diferentes.
Lúdicas
Se buscaba mejorar la coordinación mano-ojo a través del dibujo y la pintura, con el uso de crayolas, pinceles y acuarelas. Asimismo, trabajaron con plastilina, juegos de encaje y ensamble.
Ejercicios funcionales
Estas sesiones tenían el objetivo de fortalecer la fuerza prensil y la destreza manual. Para ello, se ofrecieron actividades con pinzas y botones, así como caligrafía con trazado de lápiz y bolígrafo. También se reforzaban la realización de actividades diarias: abrocharse la ropa, doblar servilletas o abrir envases.
Estimulación cognitiva
Se aplicaron ejercicios de memoria y atención: asociaciones visuales y juegos de cartas. Y con ayuda de la tecnología, se les introdujo a aplicaciones digitales con juegos interactivos diseñados para la rehabilitación motriz.
Actividades grupales y socioemocionales
Con éstas se enfocó en las habilidades sociales al realizar terapia ocupacional en grupo; específicamente, actividades de tejido, costura o carpintería ligera. De igual manera, se abrieron espacios de diálogo y colaboración para fortalecer la autoestima y la motivación.
ASG