Ciencia y Salud

Caballos que sanan: la terapia que devuelve seguridad y esperanza a menores en Jalisco

El éxito y la emoción de este programa se centran en los avances de sus usuarios, el programa atiende a 48 usuarios de forma continua.

Cuatro nobles equinos del Escuadrón Artemisa de la Policía de Guadalajara se han convertido en la clave de la esperanza para decenas de niños con discapacidad.

Catrina, Hércules, Jerry y Capulín han transformado sus orígenes como guardabosques forestales por una misión más sensible y valiosa: ser la base de la equinoterapia, un programa que no solo rehabilita cuerpos, sino que forja lazos emocionales inquebrantables y transforma la vida de decenas de niños y jóvenes con discapacidad intelectual, autismo y limitaciones motrices.

Un programa que crece y transforma

Lo que comenzó en marzo de 2023 con 20 pacientes hoy es un refugio que atiende a 48 usuarios de forma continua, demostrando el impacto vital de esta terapia asistida con animales.

El éxito y la emoción de este programa se centran en los avances de sus usuarios. Ana, madre de una niña de 10 años con síndrome de Down, es un testimonio vivo de la profunda transformación que la equinoterapia ha generado en su hija, Mariana, a lo largo de dos años y medio.

Testimonio de una madre: pequeños logros, grandes conquistas

La terapia ha abordado aspectos que parecían inalcanzables, logrando mejoras significativas en el comportamiento y la comunicación: “Esta terapia le ha servido bastante en cuanto a su conducta”, afirma.

Los beneficios se extienden al desarrollo de la paciencia y el lenguaje, esenciales para su crecimiento emocional e interacción social.

“Le ha ayudado mucho a mi niña a que empiece a hablar, a expresarse y, de igual manera, pues, a esperar, porque ella, mi hija, es un poquito desesperada, y le han enseñado a que tenga un poquito más de paciencia”.

Confianza, autonomía y vínculo con el caballo

La conexión con el caballo ha otorgado a Mariana una seguridad palpable, venciendo cualquier temor que pudiera imponer la magnitud del animal. Ana relata con asombro la confianza con la que su hija se acerca a los equinos: “Ella, Marianita, llega y se acerca al caballo, le pone la mano, lo suaviza, pero con una seguridad que yo me quedo sorprendida”.

Esta confianza se traduce en autonomía. Mariana, que al inicio requería acompañamiento, ha logrado una independencia asombrosa al montar. “Como ya mi niña tiene mucha seguridad, mucha tranquilidad, hoy en día ya mi niña se sube sola”.

Esta es una disciplina integral que utiliza el movimiento del caballo como herramienta terapéutica para estimular los sistemas
El Escuadrón Artemisa brinda apoyo a 48 usuarios con la equinoterapia (Foto: Cortesía)

Ana subraya que estos logros, que a los ojos externos podrían parecer menores, para las personas con discapacidad representan una conquista monumental: “A las personas externas se les hace, pues, como muy fácil, muy sencillo decir: ‘ay, pues que pueda ver un caballo así’, pero no, no”.

La equinoterapia: una ciencia de movimiento y vínculo

La equinoterapia, o terapia asistida con equinos, es una disciplina integral que utiliza el movimiento del caballo como herramienta terapéutica para estimular los sistemas nervioso, muscular y sensorial.

El programa está diseñado para usuarios del Centro de Autismo y Discapacidad Intelectual (CADI) del DIF Guadalajara, cubriendo un rango de edad de 3 a 35 años. La jefa del Departamento del CADI, Ana Alejandra Quijada Griseño, detalla el primer acercamiento sensorial con los animales: “Los chicos se acercan, los conocen, sienten el calor que tiene el caballo, la textura de su pelaje”.

¿Cómo funciona la terapia y cual es su alcance?

El programa, que inició en 2023, ha sumado ya 75 beneficiarios a la fecha. Ana Quijada explica que la terapia tiene una duración de 50 minutos y se centra en generar un vínculo antes de la monta.

“Primero lo que hacemos son acercamientos paulatinos, para que el chico logre esta conexión con el caballo, que es algo muy importante. Ya después, y va a depender del objetivo del terapeuta, lo que se va a trabajar en la terapia, dura 50 minutos”.

La terapia no depende únicamente de la monta. Las actividades se adaptan para trabajar aspectos motores y sensoriales, incluso desde el suelo: “Aunque el chico no lograra hacerlo, se trabajan muchas actividades de motricidad fina, de motricidad suelta, de contacto con el caballo de manera sensorial; todo el tiempo están trabajando”.

Esta es una disciplina integral que utiliza el movimiento del caballo como herramienta terapéutica para estimular los sistemas
La comandante Abigail Domínguez es responsable de elegir a los equinos (Foto: Cortesía)

Un cierre sensorial que refuerza el aprendizaje

Al final de la sesión se realiza un ritual de refuerzo sensorial y emocional, donde el usuario premia al caballo.

“Es algo que nos gusta mucho y los usuarios disfrutan: es darle un premio al caballo, ya sea una fruta o un pedazo de piloncillo. Esto también nos ayuda porque la textura en la lengua del caballo es muy peculiar”.

Pese a los grandes beneficios que brinda este tipo de terapia, Quijada Griseño reconoce que aún hay desafíos en términos de cobertura: “Todavía requerimos de más apoyos y de más espacios para, pues, darles más servicios, que nosotros seríamos felices de poder asumir a toda la población”.

Beneficios neurofisiológicos y físicos

La base científica de la equinoterapia reside en el movimiento tridimensional, rítmico y constante del caballo, que imita el patrón de la marcha humana. Este estímulo es transferido al paciente y actúa directamente sobre los sistemas neurofisiológico y muscular.

El fisioterapeuta Carlos Eduardo García Orozco explica cómo este movimiento es clave para la rehabilitación física: 

“Todo el movimiento del caballo, que es multidireccional, le va a estimular a tener una mejor postura, una mejor sensibilidad; incluso nos ayuda a estimular un mejor tono muscular, por eso es que nos ayuda en la postura”.

Además, el fisioterapeuta Ramsés Gómez destaca los beneficios sensoriales únicos, como el uso del calor corporal del equino: “El caballo funciona como una compresa porque, como genera muchísimo calor, entonces nos sirve mucho en pacientes que necesitan este calor para su estimulación”.

El caballo, con su imponente presencia, también se convierte en un medio para trabajar la conducta y la atención: “También nos ayuda de una manera cognitiva, ya que el caballo, como impone demasiado, en chicos con autismo, por ese tema conductual, les ayuda a seguir órdenes”, agrega.

El factor humano detrás de la terapia

El programa es una prueba de la sinergia entre la rigidez policial y la calidez humana, una combinación que ha transformado la percepción de los padres sobre los terapeutas.

El personal del CADI y los terapeutas físicos son el alma del programa. Ana, la madre de Mariana, resume el sentir de las familias hacia ellos: “Son personas muy profesionales, muy pacientes y son personas, pues, muy humanas, de verdad”.

Esta es una disciplina integral que utiliza el movimiento del caballo como herramienta terapéutica para estimular los sistemas
Avances que pueden parecer menores, para los pacientes representan una conquista monumental (Foto: Cortesía)

La comandante y la selección de los equinos

Al frente del Centro de Equinoterapia Artemisa, la primera comandante Irma Abigaíl Domínguez Vargas establece el estándar de empatía. Ella es responsable de seleccionar, entrenar y garantizar la idoneidad terapéutica de los equinos. Para lograrlo, deben pasar por un proceso de desensibilización que los prepara para la interacción terapéutica. 

“Se trabaja con varios instrumentos como aros, pelotas, algunas bolsas, algunos sonidos que puedan tolerar los caballos”, detalla.

La comandante destaca el vínculo emocional que se forma, asegurando que el caballo es un espejo del estado emocional del paciente.

“El caballo es el reflejo de nosotros: si nosotros estamos tristes, el caballo está decaído; si estamos enojados, también ellos manifiestan ese enojo; si estamos felices, igual… Se crea un vínculo entre el humano y el caballo”.

Catrina, Hércules, Capulín y Jerry: los protagonistas

La selección de los cuatro equinos se basa en criterios rigurosos de altura, temperamento y un historial de servicio que les otorga una nobleza única.

Catrina, la matriarca, con 23 años, lidera la manada con sabiduría y calma. Hércules, el segundo más grande, tiene 17 años. Los más jóvenes y juguetones son Capulín (8 años) y Jerry (6 años).

Ellos son la encarnación de la conexión emocional que hace única a esta terapia. Su nobleza y sensibilidad son la herramienta fundamental para el progreso de los 48 usuarios que hoy se benefician del programa, haciendo honor a la creencia de que el caballo es, de verdad, el segundo mejor amigo del hombre.

JVO

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