La detección temprana del cáncer infantil salva vidas. Cada año, miles de niños en el mundo son diagnosticados con cáncer, pero la buena noticia es que, cuando se detecta en sus primeras etapas, las probabilidades de éxito en el tratamiento son mucho mayores.
Sin embargo, es fundamental que tanto los padres como los cuidadores estén atentos a los síntomas que podrían ser indicativos de esta enfermedad.
Aunque los síntomas de cáncer pueden parecerse a los de enfermedades comunes, un diagnóstico temprano puede hacer una gran diferencia en el tratamiento y la calidad de vida del niño.

Lista de signos de alerta del cáncer infantil, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Secretaría de Salud de México:
- Bultos o protuberancias: La presencia de un bulto o protuberancia que crece en el abdomen, cuello, axilas u otras zonas del cuerpo puede ser indicativo de un tumor. Los bultos persistentes deben ser evaluados, ya que pueden estar relacionados con linfomas, neuroblastoma o leucemia.
- Dolor persistente sin causa aparente: El dolor en los huesos, las articulaciones o en otras áreas que no mejora con el tiempo y sin una causa identificada es una señal de alarma. Los tumores en huesos, como el osteosarcoma, o condiciones como la leucemia pueden causar este tipo de dolor.
- Fatiga inexplicable: La fatiga constante y excesiva, que no mejora con el descanso, es un síntoma que se asocia con diversas formas de cáncer, incluyendo leucemia y linfoma. Este agotamiento suele ser más pronunciado que el cansancio típico de un niño.
- Pérdida de peso sin explicación: Un niño que comienza a perder peso de manera rápida o inexplicable, sin un cambio en su dieta o actividad física, podría estar experimentando un síntoma relacionado con cáncer. Esto puede ser signo de cáncer en el tracto digestivo, como el neuroblastoma, o incluso leucemia.
- Fiebre persistente: La fiebre que no desaparece, especialmente cuando no hay otras causas evidentes como una infección viral, es uno de los síntomas más comunes de los cánceres infantiles. En particular, la leucemia y los linfomas pueden causar fiebre prolongada sin razón aparente.
- Moretones o sangrados fáciles: Los moretones que aparecen sin un golpe evidente, o el sangrado en las encías o la nariz sin causa clara, pueden ser indicativos de leucemia, un tipo de cáncer en la sangre.
- Cambios en la piel: Los cambios en la piel, como manchas, lesiones que no sanan o que cambian de forma, tamaño o color, pueden ser un signo de melanoma u otros tipos de cáncer de piel.
- Problemas de visión o cambios en la pupila: Un cambio en la apariencia de los ojos, como un "reflejo blanco" en la pupila o visión borrosa persistente, es un síntoma típico del retinoblastoma, un cáncer ocular.
- Dificultad para respirar o tos persistente: La tos crónica que no mejora o la dificultad para respirar pueden ser síntomas de un tumor en el sistema respiratorio o en los pulmones, como los que se observan en el neuroblastoma o linfoma.
- Dolor de cabeza y vómitos matutinos: Los dolores de cabeza intensos que empeoran con el tiempo, acompañados de vómitos, pueden ser un signo de un tumor cerebral. Los niños que experimentan estos síntomas deben ser evaluados de inmediato.
Si un niño presenta uno o más de estos síntomas de manera persistente, es importante acudir al médico de inmediato. La detección temprana salva vidas.
Hoy, en el Día Mundial del #Cáncer Infantil, unimos fuerzas para apoyar a las y los pequeños valientes que enfrentan esta lucha. ????️????
— SEP México (@SEP_mx) February 15, 2025
Es momento de generar conciencia, brindar esperanza y mostrar solidaridad. Juntas y juntos podemos marcar la diferencia en sus vidas. ????????… pic.twitter.com/RGabyVF9lL
El papel fundamental de la detección temprana
El diagnóstico temprano del cáncer infantil puede mejorar drásticamente las tasas de supervivencia y la calidad de vida del niño. En algunos casos, el cáncer infantil puede ser tratado con éxito si se detecta a tiempo.
Las familias deben mantenerse alertas a los cambios en la salud del niño y buscar atención médica si los síntomas persisten o empeoran.
Si bien la mayoría de estos síntomas pueden no estar relacionados con cáncer, es esencial que los padres no ignoren señales inusuales.
Los médicos, especialmente los pediatras, están capacitados para evaluar los síntomas y realizar las pruebas necesarias para un diagnóstico preciso.