La familia Díaz hace sus preparativos de manera normal, adquiere la materia prima de manera cotidiana porque el tradicional domingo de barbacoa en Tampico ya se acerca; todo es incertidumbre, todo es temor a no lograr vender los más de 100 kilos que se han preparado para ofrecer a la clientela por el efecto coronavirus.
Con el ánimo de todos los días, Edgar y Roberto, encienden la leña para poner a cocer sobre pencas de maguey la carne que previamente fue preparada con todos los chiles y especias.
Tras más de cinco horas de espera el producto esté listo, huele sabroso. Entre plática y plática, se llega la hora de echar "un ojito" para saber cómo va el proceso.
"Ya quedó", afirma Edgar, el menor de los hermanos Díaz. Son las cuatro de la mañana, el ritual está por iniciar, salsa, totopos, bolsas, todo está listo y es subido a la camioneta que transportaba el producto desde el poblado de Tamós, Veracruz a la colonia Tancol de Tampico.
Seis de la mañana, empieza el recorrido de más de 30 kilómetros. La avenida principal de la ciudad está más sola que nunca, como si fuera un pueblo fantasma; no hay transporte público, ni autos particulares por las calles aledañas. Tras poco menos de una hora del recorrido, la barbacoa llega a su destino; sorpresivamente, afuera de la Carnicería Díaz, la gente ya hace fila para comprar el almuerzo, son pacientes porque saben que el platillo que servirán en la mesa está garantizado.
"Buenos días" saluda Edgar a las personas que impacientes espera sean atendidos. "La verdad es que yo pensé que tendríamos una venta baja por este problema del coronavirus, incluso íbamos a ser menos cantidad de carne pero nos la rifamos, hicimos la misma cantidad. Teníamos esa duda de vender todo pero al ver que la gente ya nos esperaba afuera del negocio nuestra mentalidad cambió, no nos equivocamos", comenta el pequeño empresario de la carne, mientras se apresura colocando los kilos de carne sobre las bolsas de los clientes.
No hay momento para el descanso, la gente sigue llegando como cada domingo, Roberto mide el peso que la gente pide, se da prisa porque sabe que la reunión familiar en los hogares está por iniciar.
En el tanque de preparación ya se ve la charola de filtro, queda poca mercancía, se está terminando.
Hoy en todos los hogares de Tampico, de Tamaulipas, de México y otros países, es un domingo diferente, es un primer domingo en el que por fin la familia estará dentro del hogar compartiendo experiencias laborales, escolares y familiares, sin dejar atrás el tema que nos incumbe a todos, la pandemia del coronavirus que día a día sigue sumando personas afectadas en todo el mundo.
En los hogares hay temor e incertidumbre, nervios, pero también hay una familia reunida que, con Fe, con muchos cuidados y oraciones, siguen animados a seguir el andar de la vida, con un plato de barbacoa en su mesa, hecha por los Díaz.
GINS