Alfredo, su nombre ficticio, tiene 20 años dedicándose al trabajo sexual. Comenzó a los 18 años en su ciudad natal, Guadalajara, y poco después se mudó a Monterrey, donde encontró nuevas áreas de oportunidad. Bajo el anonimato, recordó que a su corta edad, sus ganancias rebasaban los 20 mil pesos diarios, pues un joven se cotiza más que un adulto y él ahora está por cumplir 40 años.
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"Le agarré sabor al dinero, la verdad. Hay todo tipo de clientes, hay desde jóvenes de 20 hasta 60, 70, 80 años. Hombres y mujeres. Me tocó estilistas, maestras, abogadas, solteras, casadas, viudas, nivel medio alto.
"Veinte mil pesos en un día, en horas, de 8 a 10 clientes por día, era el aproximado. Tenemos tiempos. Eres joven, te va bien, pero conforme va pasando el tiempo la clientela va bajando porque siempre los clientes van a pedir chavos, jóvenes", señaló el trabajador sexual.
Alfredo lleva su registro de salud, pero es de los menos, pues en Nuevo León más de cuatro mil sexoservidores no cuentan con una cartilla de sanidad.
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Un documento de transparencia de la Secretaría de Salud y proporcionado por la Asociación Colectiva por los Derechos Humanos AC (Acodemis) indica que en Nuevo León, la dependencia estatal tiene el registro de ocho mil 097 trabajadores sexuales, de los cuales, mil 30 son hombres, sin embargo, la asociación civil tiene detectados a más de cinco mil.
"Es uno de los grupos más estigmatizados, menos visibles dentro de la sociedad y que los podemos ver en varias modalidades como los stripper, los acompañamientos o ya en términos más concretos entre el cliente y el trabajador sexual", explicó Abel Quiroga Quintanilla, representante de la asociación.
El activista explicó que la mayoría de los trabajadores sexuales no acude a la Secretaría de Salud por el costo de los exámenes, la burocracia en el sistema y la discriminación por parte de autoridades.
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"Nosotros lo que ofrecemos para romper esas cadenas es la prevención primaria, es decir, vienen los trabajadores sexuales con nosotros, les entregamos insumos de prevención y les ofertamos la prueba rápida de VIH y sífilis", precisó Quiroga Quintanilla.
MILENIO Monterrey contactó a través de internet a un par de trabajadores sexuales que ofertan su servicio por medio de redes sociales.
Uno vive en Guadalajara, pero puede viajar, y el otro trabaja en el área metropolitana de Monterrey y dijo estar disponible las 24 horas del día. Los precios de ambos oscilaban entre los mil 200 y dos mil pesos, y ninguno de los dos contaba con una cartilla de sanidad expedida por la Secretaría de Salud, lo cual va en contra de la ley.