En medio de la tragedia, buenas noticias en dos frentes contiguos, la Roma y la Condesa: a las 7:30 de la mañana Ivonne es rescatada del edificio de la avenida Álvaro Obregón 286 y sus primeras palabras son para advertir que hay 14 personas más con vida atrapadas en los escombros; tres horas y 41 minutos después, a 22 horas del temblor, Sergio es extraído de las ruinas de un edificio en la esquina de Ámsterdam y Laredo.
Ivonne y Sergio figuran entre las 53 personas rescatadas a 24 horas del terremoto, gracias no solo a la labor de las instituciones del Estado, como el Ejército, la Marina, el Cuerpo de Bomberos y la Cruz Roja, sino también a la movilización social, cuyos voluntarios han asumido y en algunos casos conducido los protocolos de salvamento: el puño arriba para el silencio, el silbato, el traslado de herramientas.
En la Roma las labores son lentas en busca de precisión, cuidando cada movimiento para evitar nuevos derrumbes, todo a cargo de la Marina, mientras los civiles solidarios organizan la petición de pinzas, polines, clavos, alambre, así como el armado de botiquines y despensas, mientras que comerciantes de la zona proveen de comida a los rescatistas.
Sin embargo, a las 7:30 de la noche, cuando se sabe que el equipo de rescate está cerca de hacer contacto con 14 personas con vida, una granizada retrasa los trabajos, en medio de porras y gritos de ánimo de los socorristas. Donde aún no se remueve un solo tabique es en Hamburgo 25, donde se dice hay una persona atrapada.
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Raúl Jiménez tiene una maderería en la calle Ometusco, desde hace 47 años se dedica a trabajar todo tipo de madera y ofrece llevar toda la que tiene para reforzar construcciones en riesgo de colapso, que al menos son 24 en la Roma.
Las manos aquí no sobran. Cientos de vecinos y transeúntes se detienen y ofrecen sus brazos para trasladar los polines hacia donde se requiera apuntalar edificios dañados, como Carlos García, quien viene desde la Anzures: “No quiero que se caiga el Plaza Condesa, es un gran sitio”.
La avenida Nuevo León, icónica por sus bares y vida nocturna, es hoy una pasarela de la desgracia, con gente que deambula con tapabocas, palas, botellas de agua; la música y las risas de la zona han sido desplazadas por el polvo, la tristeza, el desencanto y la preocupación, pero también la energía de quienes, como Raúl y Carlos, suman esfuerzos en el rescate.
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En esas colonias, cadenas humanas hasta de 2 mil personas inundan las calles para movilizar agua, alimentos, medicinas y herramientas que cientos de personas en vehículos, bicicletas o a pie llevan a los centros de acopio para auxiliar a damnificados y brigadistas.
Todo a corta distancia de los edificios colapsados en Ámsterdam y Álvaro Obregón. Contingentes de universitarios, voluntarios de diversas edades y rescatistas profesionales se concentran en los parques México y España desde la tarde del martes hasta la noche de ayer para ofrecer su ayuda y, en su caso, desplazarse a los lugares donde sea requerido su apoyo.
Soldados acordonan el edificio del Plaza Condesa, que sufrió la ruptura de cristales y el desprendimiento de materiales, aunque según el arquitecto responsable del mantenimiento, Gabriel Carbonell, no tiene daños estructurales.
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La solidaridad en la zona se extiende a las mascotas, por lo que la respuesta de apoyo de croquetas y agua embotellada llega para 130 perros que alberga La casa del Mestizo, en la Roma Norte, calle Nayarit 31, casi esquina con Monterrey, donde buscarán que sean hallados por sus dueños.
Los perros están separados en ocho módulos por seguridad e higiene, además de que fueron revisados por la Procuraduría Ambiental de la ciudad, que definirá si se entregan en adopción.
Con información de: Jannet López, Silvia Arellano, Elba Mónica Bravo, Melissa del Pozo y Fernando Damián.