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La otra cara de una nevada

Pasajeros de una unidad de Transportes del Norte quedaron varados durante más de 48 horas a causa de la nieve que se acumuló en las carreteras los días pasados.


Aunque la nieve es ansiada y esperada por muchos durante años, especialmente en la etapa navideña, no en todos los casos sienta bien…

Enrique Melchor es gerente de ventas de una empresa metalúrgica de Nuevo León, se trasladó por razones de trabajo a principios de semana a la Ciudad de México, luego viajó a Querétaro, donde el jueves decidió regresar a Monterrey en autobús, sin saber que le esperaba una mala pasada del destino, que lo dejaría casi 48 horas varado y más de 50 horas de trayecto en la carretera 57 México-Monterrey.

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Normalmente viaja en avión o en su vehículo particular, pero por alguna razón, esta vez no lo hizo, sino en autobús.

Por la tarde, abordó una unidad de Transportes del Norte en la ciudad de Querétaro, su plan sería ver alguna de las películas en las pantallas del vehículo y posteriormente dormir un poco para hacer más placentero el traslado, sin embargo el frío en la carretera arreció.

La calefacción del autobús se encendió y lo hizo más acogedor, pero el clima era necio, al acercarse el autobús más a San Luis Potosí, y luego a Nuevo León, el paisaje comenzó a tornarse en color blanco: primero aguanieve, luego nieve.

Al caer la tarde, llegó lo inesperado: había tráfico vehicular, patrullas de la Policía Federal por un lado y por otro, algo pasaba.

Estaban en un punto entre San Roberto y San Rafael, ya no avanzaban, ni para adelante ni para atrás. La incertidumbre estaba presente, los operadores del autobús descendían, preguntaban con otros automovilistas, con traileros, hasta que la Policía Federal confirmó; la nieve hizo estragos, había pavimento resbaladizo, en distintos puntos desde San Rafael hasta los límites entre Nuevo León y Coahuila en los municipios de Ramos Arizpe y Santa Catarina, es decir en más de 100 kilómetros de distancia, gruesas capas de hielo y nieve impedían la circulación vehicular.

Cerraron la carretera para evitar decenas o quizá cientos de muertes. Las nevadas en México no son frecuentes, había que atacar este problema de una forma más rudimentaria y tardada mediante maquinaria pesada que habría que trasladar hasta los puntos de conflicto y para ello había que sortear el tráfico varado.

Ya era de noche, el hambre calaba y el autobús prácticamente no tenía víveres, los pasajeros y los operadores se apoyaban como podían, es cuestión de unas cuantas horas pensaban, y se reanudaba el viaje, pero no.

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El frío seguía, la nieve que en casa sería algo especial, en la carretera convertía la noche en terror, al poco tiempo recibieron la noticia: no se tiene un estimado de tiempo para abrir la carretera, esto va para largo.

La madrugada fue muy cruda, Enrique Melchor y los demás pasajeros hacían el intento por dormir, pero ¿quién puede conciliar el sueño con el estómago vacío, con grados bajo cero y en medio de la nada?

Amaneció el viernes y de nuevo la esperanza de que se abriera la carretera, pero nada, no se movieron un centímetro los vehículos.

Las historias de los pasajeros se desnudaron, a uno de ellos le urgía llegar a Monterrey porque le esperaban sus maletas y su boleto de avión con destino a Canadá, donde le esperaba un nuevo empleo: se quedó sin vuelo y sin trabajo.

Unas jóvenes esperaban llegar a Monterrey a una boda de un ser muy querido, la nieve se los impidió.

Otro caso es el de una pasajera de la tercera edad, que necesitaba estar en Monterrey para acudir a una cita médica en un hospital, debido a su padecimiento del corazón, pero el estar varados la hizo perder esa cita.

El viernes se fue, las esperanzas se reducían y el hambre siempre estuvo presente, a ratos dormían, o veían más películas, así transcurrió y de nuevo otra larga madrugada.

Amaneció el sábado, la agentes de la Policía Federal fueron vehículo por vehículo, no para avisar de la apertura de la carretera sino para llevarles víveres.

Al comenzar la tarde la esperanza volvía, alrededor de las 13:00 el autobús encendía el motor y a un ritmo muy lento, pero comenzaba el avance, sin embargo 152 kilómetros de tráfico harían que el traslado desde ese punto a Monterrey, que normalmente es de tres horas, se prolongue por más de seis para dar fin a esta mala experiencia generada por una nevada.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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