Es inevitable que las lágrimas caigan cada que recuerda su infancia: episodios de violencia intrafamiliar, donde los golpes y los gritos eran cotidianos, con el tiempo se tornaron en soledad.
La muerte de sus padres fue otro trago amargo en su vida. Sin saberlo se iba hundiendo en un estado de depresión, pero para Sofia era algo por lo que todo el mundo pasaba, dejando que ganara paso su desesperanza.
"Yo perdí a mis padres muy chica; perdí primero a mi papá, me costó mucho trabajo dejarlo ir y luego fue mi mamá y aunque ella me maltrataba y todo, fue mi mamá y siempre la quise y aún después de todo eso yo la pude perdonar".
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Con el paso de los años y pensando que esa tristeza había quedado en el olvido Sofía decidió casarse; sin embargo, los maltratos regresaron: nuevamente sus días se llenaron de gritos, sumados a las presiones de un hogar desembocaron en una crisis mucho más fuerte y compleja de la que tuvo con anterioridad.
Sus ganas de vivir habían desaparecido ¿para qué salir a adelante?, era la pregunta que daba vueltas día y noche en su cabeza. Sus respuestas siempre eran las mismas: la vida es así... yo tengo la culpa... ya para que estoy aquí...
La señal de que necesitaba ayuda profesional fue el no poder conciliar el sueño; sus noches estaban llenas de ideas, pensamientos recurrentes, de esa tristeza que le iba arrebatado todo, incluidas sus ganas de vivir.
"Yo ya no dormía en las noches, no me daba sueño, hubo varias noches que ya no dormía y en el día podía estar igual, entonces una de mis hermanas me fue a ver, me dijo que no quería que decayera".
La primera reacción de su esposo fue la menos apropiada, nuevamente culpándola de sentir, de no poder controlar sus emociones, de dejarse caer.
Pero el acompañamiento de sus hermanos la hizo fuerte, de allí sacó esa última reserva de vitalidad para buscar ayuda profesional.
Así llegó a la Clínica de Salud Mental "Juan Ramón de la Fuente", del sistema para el Desarrollo Integral de la familia del Estado de México (DIFEM).
Fue en febrero que comenzó con sus terapias y poco a poco, con la ayuda de medicamentos ha ido recuperando su tranquilidad, esperanza y ganas de vivir.
Con mucho trabajo también ha ido reconstruyendo su seno familiar; en esa hora en la que platica con su psicólogo, sus heridas se abren, pero esta vez para sanarse.
"Yo ahora estoy muy bien, porque hay personas que nos escuchan sin juzgarnos; nos dicen qué hay que hacer, cómo hay qué evadir a la demás gente y no caer en sus juegos".
Clínica de Salud Mental "Juan Ramón de la Fuente"
La Clínica de Salud Mental "Juan Ramón de la Fuente" ofrece poco más de 16 mil consultas anuales, atendiendo principalmente transitorios como el Déficit de Atención, con cerca del 23 por ciento de los casos; le siguen la depresión con 16 por ciento; mientras que la esquizofrenia, bipolaridad y otros padecimientos, van del uno al tres por ciento.
LC