Para el sector industrial, el efecto de incertidumbre provocado por el resultado de las elecciones presidenciales en Estados Unidos paralizará la inversión y la generación de empleos en muchos sectores de la economía; es probable que las exportaciones se frenen y el ritmo de crecimiento en las importaciones continúe, además de que las políticas migratorias del país vecino sin duda se endurecerán, lo que tendrá impacto en el desempleo y, sobre todo, en la recepción de remesas. Asimismo, el peso continuará devaluándose y quizá tope en las 23 o 24 unidades por dólar.
Francisco Cuevas Dobarganes, dirigente de la Unión de Industriales del Estado de México (UNIDEM), dijo que todo este entorno supone una caída en los ingresos públicos pues "al bajar la actividad económica en el mediano plazo la recaudación tendrá un comportamiento ligeramente a la baja, el costo financiero de la deuda crecerá, las remesas tenderán en el mediano y largo plazos a reducirse, lo que tendrá un efecto muy negativo en la cuenta corriente y a su vez habrá mayores presiones sobre la paridad cambiaria del peso contra el dólar, esto si el gobierno no toma medidas adecuadas".
TE RECOMENDAMOS: Carstens: Trump se ve conciliador; ya no es 'huracán 5'
Destacó que el próximo gobierno federal recibirá "una papa caliente" ya que hay que sumar el hecho de que 2017 y 2018 son años electorales "y es poco probable que el gasto público se controle; la experiencia nos dice lo contrario, aunque desde el punto de vista del gobierno, es muy importante que haga un esfuerzo de emergencia para recortar aún más su gasto, que debería ser del orden de otros 500 mil millones de pesos para tratar de evitar la contratación de más deuda".
Observó que el Banco de México subió la tasa de referencia "y seguramente lo seguirá haciendo para contrarrestar la salida de capitales y una mayor devaluación; pero ello tiene un costo altísimo en el interés que debe pagar el gobierno en el servicio de su deuda interna".
Resumió que nuestro país actualmente tiene condiciones muy complicadas que se originaron desde la caída de los precios del petróleo, "un golpe muy fuerte a las finanzas públicas ya que los ingresos cayeron de una manera muy importante debido a que el gobierno federal, durante muchos sexenios, se dedicó a "sangrar" a Pemex y a quitarle la mayor cantidad de recursos que se pudieran. En algunos momentos hubo voluntad para crear fondos para que cuando los precios internacionales cayeran, hubiera recursos suficientes para sacar adelante los compromisos federales y en especial de la petrolera".
TE RECOMENDAMOS: Inversión extranjera directa cae 8.4% en tercer trimestre
"Estos recursos fueron muy insuficientes, ya se agotaron y ahora Pemex, lejos de generar recursos para financiar el gasto público, requiere de subsidios para poder operar. Esta situación se ve complementada con otros factores, entre los que destacan que se incrementó el gasto público en este sexenio muy por encima de la recaudación y del Producto Interno Bruto (PIB), lo que obligó a que se contratara más y más deuda. Ahora hay más egresos y menos ingresos, y a eso hay que agregar el costo de las deudas interna y externas, que cada vez consumen más recursos sin obtener beneficios tangibles", dijo.
MCLV