Como consecuencia de la inseguridad, la devaluación, las nuevas políticas migratorias de los Estados Unidos, los riesgos inflacionarios que apuntan a más del 6 por ciento anual, la deuda pública y el déficit público, así como a la incertidumbre por lo que sucederá con el TLC y el declive en la producción de petróleo y la expectativa de que los precios internacionales continúen a la baja mientras en el mercado local los combustibles continuarán a la alza, el primer trimestre de este año será complicado en crecimiento económico y empleo, "y a reserva de que las cosas mejoren, situación que vemos poco probable con las deportaciones masivas, podríamos esperar un segundo trimestre peor".
Francisco Cuevas Dobarganes, dirigente de la Unión industrial del Estado de México (UNIDEM), dijo que a eso hay que agregar la tendencia en la baja de la calificación crediticia del país, los problemas sociales y actos de rapiña del principio de año, además de la incertidumbre electoral "y a que no hemos tenido resultados tangibles principalmente en la reforma energética".
"Sin duda este primer trimestre de 2017 será el peor desde 2005 para más de la mitad de los sectores del país", expresó.
Destacó que durante el primer trimestre los comportamientos en la economía durante el primer trimestre serán mixtos pues, por un lado, las empresas comerciales y de servicios, el sector agrícola, así como sectores industriales dedicadas a la producción de alimentos y productos básicos, "continuarán con un modesto comportamiento a la alza, esto debido al normal incremento poblacional".
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"Sin embargo, cuando los efectos que se mencionaron "bajen" a la microeconomía, a partir del segundo trimestre, es decir, cuando se empiecen a sentir en el bolsillo de los padres de familia, entonces estos sectores podrían experimentar algunos niveles muy cercanos al estancamiento", observó Cuevas Dobarganes.
"En contra parte, normalmente cuando hay una devaluación no sólo se trata de aspectos negativos, también hay situaciones que benefician al país, ya que nuestros productos son de la noche a la mañana más competitivos en precio con respecto a los de otros países y ello normalmente fomenta la producción, las exportaciones y por ende la contratación en el sector industrial", expuso. No obstante esta oportunidad, "debemos conformarnos sólo con los aspectos negativos ya que ante la incertidumbre en la renegociación del TLCAN y a que más del 80 por ciento de nuestras exportaciones se destinan a nuestros socios comerciales y a esa obsesión de Donald Trump por eliminar los tratos ventajosos que desde su punto de vista tiene México hacia ese país, provoca tal nivel de incertidumbre en las empresas, que las obliga a ser muy cautelosas en la contratación y la inversión, dado que se trate de reducir por cualquier medio la entrada de productos mexicanos a los Estados Unidos".
Francisco Cuevas explicó que los riesgos de las devaluaciones están relacionados con los incrementos de precios, y que debido a los niveles de integración de la industria y el comercio en las importaciones, "al subir el dólar, casi de manera inmediata se incrementan los costos en las empresas; en unos casos, por la demanda tan contraída, les impide incrementar precios y con ello se reducen los márgenes de utilidad, lo que desincentiva la inversión y la contratación".
"Por otro lado, a las empresas cuyo mercado les permite ajustar sus precios, ello tiene un efecto de baja en las ventas y por supuesto también una consecuencia inflacionaria", resaltó el dirigente industrial.
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En cuanto a la liberación de los precios de los combustibles, con "la quita en los subsidios, la libre importación y la entrada de nuevas marcas al mercado, "aunque se trata de decisiones a fi n de cuentas positivas para México llegan en el peor momento ya que por la necesidad de modernizar las estaciones de servicio, por el incremento en las tasas de interés, los desajustes de precios-costos en la frontera, los problemas de desabasto, la falta de infraestructura para la importación de combustibles, sumada a la decreciente producción de las refinerías nacionales, tampoco prevemos que haya beneficios como deberían de ser y, por el contrario, se puede desatar una competencia desleal en algunas zonas que ocasione cierre de estaciones en algunos lados e incremento desmedido de precios en otros; ninguna de las dos situaciones conviene al país".
Por último otro lado, Cuevas Dobarganes se refirió al déficit público con el consecuente incremento de las deudas de los tres niveles de gobierno y las empresas productivas, afirmando que el pago de intereses y capital obligará al sector público a realizar recortes de emergencia y en algunos de los casos, ello vendrá acompañado de despidos y jubilaciones anticipadas.
Debido a ello, el sector público, "que normalmente es un gran contratador de personal, al menos en lo que resta del año difícilmente podrá absorber a los jóvenes que se incorporan a la PEA y, sobre todo, a las centenas de miles de migrantes que probablemente será deportados".
MCLV