Más Internacional

La Pequeña Habana festeja la muerte de Fidel Castro

En el barrio cubano de Miami miles celebraron la muerte de Fidel Castro entre champán, selfis, cantos y tambores; "¡Cuba libre!" y "¡Libertad, libertad!", fueron los lemas que prevalecieron.

La Pequeña Habana, el barrio cubano de Miami en el que vive gran cantidad de inmigrantes cubanos exiliados de la revolución castrista, celebró hoy la muerte de Fidel Castro con banderas cubanas y gritos a favor de la libertad y de la democracia en Cuba.

Decenas de exiliados cubanos se concentraron este sábado en el café Versailles para celebrar una noticia que llevaban esperando más de medio siglo: la muerte de Fidel Castro. Muchos estaban roncos de gritar y celebrar toda la noche la muerte del líder histórico de la Revolución cubana.

TE RECOMENDAMOS: FIL arranca con repaso a sus orígenes y pésame a Cuba

"Democracia en Cuba", rezaba el cartel en la puerta del Versailles, el restaurante cubano más famoso de Miami y que muchos consideran la casa del exilio cubano.

No eran muchos pero eran muy ruidosos. "Libertad, libertad", "Viva Cuba libre" y "Olé, olé, olé, se fue, se fue, se fue" eran algunas de las consignas que coreaban mientras ondeaban banderas cubanas cada vez que un auto tocaba el claxon y pasaba por delante del Versailles.

La noticia de la muerte de Fidel Castro corrió como la pólvora en la Pequeña Habana, la capital del exilio cubano. Algunos al principio no acabaron de creérselo cuando un familiar o un amigo les dio la noticia del fallecimiento en una ciudad en la que cada cierto tiempo sobrevolaban los rumores de la muerte de Fidel Castro. Pero cuando vieron aparecer al presidente Raúl Castro anunciando la muerte de su hermano, se dieron cuenta que ésta vez era cierto.

"Estoy aquí en el Versailles por la celebración de la muerte de Fidel Castro. Fue un dictador muy fuerte. Es una alegría. Son muchos años esperando esto. A todos les llega el día. Y ya llegó el de él", explicó a dpa Richard Sixto, mientras ondeaba una bandera cubana y exhibía un cartel de Donald Trump.

Silvia Napoles, una cubana que llegó a Estados Unidos en el año 61, aplaudía mientras veía pasar los autos por la famosa Calle Ocho. "Siento una alegría muy grande. Yo soy cristiana, pero no me alegro por la muerte de un ser humano, me alegro por la muerte de un diablo. Este hombre era el diablo", cuenta Napoles. "Lo voy a celebrar con champán, que lo tengo enfriando", confesó.

A poca distancia de ella, Roberto Vieites hacía sonar una corneta, de esas que suele llevar la gente en los partidos de fútbol para animar a su equipo. En una bolsa lleva una pandereta, más cornetas y un chequeré cubano para hacer "toda la bulla" que pueda y celebrar así la muerte de Fidel Castro.

"Me enteré a las dos de la mañana. Me llamó un amigo", cuenta Vieites, quien dijo que nada más enterarse de la noticia saltó de alegría y se fue al café Versailles a celebrarlo.

TE RECOMENDAMOS: Logros de Fidel fueron eclipsados por represión: Amnistía Internacional

"Che, Fidel, Raúl. Falta uno", rezaba la pancarta que exhibía el cubano Henry Marinello, que vive en Miami desde hace 55 años. Las palabras Che y Fidel están tachadas.

"Solo falta Raúl. Cuando muera Raúl, vendré a festejar más porque los tres asesinos ya estarán muertos", explica Marinello. "Falta muchos más", apunta otro cubano. "Muchos", añade Marinello.

Muere Fidel Castro en Cuba y en enero Donald Trump llega a la Casa Blanca. Aunque todavía es pronto para saber cómo evolucionarán las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, en la Pequeña Habana esperan que esto se traduzca en una mayor libertad en la isla.

Muchos en la Calle Ocho dudan de que Trump vaya a dar marcha atrás a muchas de las políticas de apertura a Cuba que inició el presidente Barack Obama. Por ejemplo, no creen que vaya a cerrar la embajada en La Habana ni prohibir los viajes de los cubanos a la isla para ver a sus familiares.

El presidente electo ha cambiado varias veces de opinión sobre su política hacia la isla: primero dijo que apoyaba la política de distensión de Obama, después que la apoyaba pero que había que conseguir un acuerdo mejor y después en Miami, antes de las elecciones, dijo que repudiaba la política de Obama y que daría marcha atrás a esta política en cuanto llegara a la Casa Blanca.

"No creo mucho en los cambios de este lado. Pero del lado de allá se están abriendo más las esperanzas. Fidel Castro era un icono que todos respetaban. Al morir, la gente se va a soltar mucho, van a perder más el miedo", vaticina Noe "Tattoo", un tatuador cubano que llegó hace cinco años a Estados Unidos. Cuenta que cuando vivía en la isla, no podía tatuar a los extranjeros, pero que en Miami se ha realizado como artista.

TE RECOMENDAMOS: Fidel Castro en el cine

Julio Sixto, que vive desde hace 54 años en Miami, confía en que la muerte de Fidel Castro traiga libertad a Cuba. Pero advierte que "ellos ellos se van aferrar al poder, Raúl Castro y las personas que lo apoyan, que son una minoría pero tienen el poder de la fuerza".

"Solamente si el pueblo se tirase a la calle, miles, miles,... quizá pudiera haber un cambio en Cuba", explica Sixto. "No va a haber libertad para Cuba hasta que toda esta camarilla de personas mayores mueran todos", añade este cubano.

Roberto Vieites, que lleva 20 años fuera de Cuba, ve con esperanzas la muerte de Fidel Castro y la llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos. "Es una demostración de eficiencia. No ha jurado el cargo y éste se muere. Van a continuar los triunfos para Cuba. Este es un año de triunfos para Cuba", asegura Vieites.

jamj

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.