No decidí entrar a una contienda política con el ánimo del desánimo. No me gusta ser víctima y menos buscar justificaciones a mis errores. Si no ha sido satisfactorio el desempeño en la búsqueda nacional por las firmas para subir a la boleta como candidato a la Presidencia, soy el único responsable del resultado. Nadie más.
Ni mi familia, ni me equipo de valientes. Tampoco mis seguidores. Solo yo asumo lo que será el resultado de la pretensión por la que he luchado.
Hay muchas definiciones de lo que significa el liderazgo. Puede encontrarse su significado en un sin número de ángulos, pero siento que la mejor forma de dibujar a un líder es cuando se “describe la capacidad de un ser humano para generar confianza en los demás.” Si la hay, entonces se produce un movimiento que se dirige hacia un fin. Si hay confianza, luego hay magia y objetivos que justo la confianza hace comunes.
Agradezco a la vida haber podido generar esa confianza de muchos mexicanos. Sé qué hay muchos más que no me la tienen. Piensan que soy parte del sistema o he vivido en la comodidad de ser un comunicador “a modo” del poderoso. Lo lamento, por incierto, pero he entendido que todo es percepción...
Luego entonces, el camino por ello se torna un tanto más complejo en la construcción de esa confianza que busco edificar.
Deseo ser candidato independiente a la Presidencia, no porque necesite un puesto público o hueso —como luego se le llama— al sueño de vivir del presupuesto. Mi carrera me ha dado todo y mucho más de lo que pensé lograr en bienestar.
Esa no es la idea que me tiene aquí.
Veo a mi país. Está herido, cansado y resignado a esta acuciante realidad. Nos hemos corrompido. Hace unos cuantos días denuncié un mercado negro de credenciales de elector... la reacción del INE fue de desconfianza e incredulidad a mi denuncia. Parte de los ciudadanos lo vieron como una justificación a mis resultados no alcanzados hasta ahora... otros más, simplemente no sintieron el impacto de esta actividad huachicolera de la opinión política en México.
Sabedores de que es gravísima la denuncia, la reacción nacional pareció no ser impactante. Después de todo, si lo que domina es la trampa y el poder del dinero... no hay nada nuevo en saber que “el que paga por llegar, llegará para robar”.
Si otros lo han hecho en el pasado y lo practican en el presente ¡Qué importa que sean los mismos planes para el futuro!
Veo que se escribe una comedia hacia las elecciones federales. Pienso que todo apunta a una monstruosa simulación. Ya no pienso siquiera de mí y mi circunstancia. Esto va más allá, hacia algo mucho más importante. ¡Se trata de México! Tu país está en riesgo. También tu futuro. El de tu familia.
La certidumbre en escoger a nuestros siguientes lideres no está garantizada.
Aún activo en el proceso, me siento en una trampa. Rodeado de falsos redentores y aturdido por el magno engaño de la clase política. ¡Reacciona México!
Levanta la conciencia y tu voz determinada. Juntos debemos demostrar que la democracia puede ser, aunque los de siempre se encarguen de manera cotidiana en hacernos sentir que resistir es iluso, cambiar resulta en vano y ser valiente ante el abuso es adelantarnos a la muerte en lo que ensayamos lo imposible.
No sé cuando se acabe mi camino, pero estoy seguro que llegaré de pie, con fe y templanza en espera del advenimiento de un nuevo destino hecho con las manos de millones de hijos de México.
Hablemospormexico.org
*Aspirante independiente a la Presidencia.
Twitter: @PedroFerriz