Acaso no exista en el ancho, variado y denso ciudadanaje del país nadie más nervioso (miedoso, dirán los lectores adversos) que el cronista, el cual vive preocupado por el continuo y creciente número de crímenes de todos los géneros, técnicas y estilos espectacularmente acá habidos, y el tal tecleador, temiendo el sustazo mayúsculo que en un anochecer de maleficio le cause un paro de la víscera poéticamente apodada corazón, está tentado de tomar la decisión de ya no ver ni oír los noticiarios, pues cada vez que prende el televisor para informarse de cómo marcha el mundo, y específicamente el país, parece que la pantalla de cristal comienza a chorrear sangre.
Y, para colmo, tenía que oírse el verbo fogoso y florido de López Obrador, que, para dejar arreglado el asunto de la violencia que está resquebrajando ya a todo México, propone una amnistía para los vendedores de drogas, pobrecitos, que al parecer están muy difamados por parte de la prensa que no ha advertido que el amo de su morenazo partido, AMLO, es hombre de fuerte y sublime espíritu y afán redentor, y por eso dijo lo que recoge un colega del diarismo impreso: que AMLO, y su Morena, van a explorar todas las posibilidades, entre muchas la de una amnistía a los vendedores de drogas (aunque) escuchando a las víctimas de esos audaces comerciantes tan sacrificados en sus esfuerzos por dar una felicidad postiza pero real a todo el personerío que en eso se desvive, pobrecito también.
El cronista, por principio de cuento, acude a su Petit Larousse, y lee: “amnistía. Perdón concedido por el poder público para ciertos delitos, particularmente políticos”.
Pero … ¿cómo? ¿El comercio de drogas es solo un caso de política, actividad sana y santa que todo ciudadano consciente debe practicar, si no desea esconderse bajo la cama a sudar frío si un drogador amnistiado golpea la puerta? Y…
Y el cronista se politiza, como cualquier ciudadano debe hacer con el fin de protegerse de algún político malo. Y conste que no se dijo…”AMLO”, que no es lo mismo, pues el Moreno (aunque era algo rubianco) será un santo muy perdonador si al fin alcanza la silla nomber guan.
