Cómo un afamado neurocirujano con más de 50 doctorados honoris causa, nombrado en 2001 por Time Magazine-CNN como unos de los veinte principales médicos y científicos de EU, Medalla Presidencial de la Libertad 2008, la más alta condecoración civil de la Unión Americana por su aporte a la neurocirugía pediátrica con sus operaciones de altísimo riesgo, entre ellas la separación de los gemelos siameses alemanes unidos por la cabeza, Patrick y Benjamin Binder —que siguen gozando de excelente salud desde 1987— puede negar a Darwin y respaldar a la Asociación Nacional del Rifle (NRA) en su aliento al uso de las armas, es un absurdo tan ilógico como la crítica que el mismo Ben Carson, flamante nominado por Donald Trump como secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano, hace de la teoría de la evolución a la que considera un “sinsentido”.
Primer afroestadunidense designado para sumarse al gobierno de multimillonarios de Trump, que según el medio estadunidense Politico sería el gabinete “más rico” de la historia de EU con unos 35 mil millones de dólares en propiedades de parte de los 12 miembros propuestos hasta ahora, la posición del médico retirado y psicólogo de 65 años Benjamin Solomon “Ben” Carson puede explicarse por su adhesión a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, con su fe indeclinable en la Biblia como única fuente de explicación de la vida. A diferencia de los protestantes luteranos, para los cristianos adventistas y “creacionistas” aceptar la evolución supondría una renuncia a su fe. También rechazan el aborto y los matrimonios homosexuales.
Respecto de la polémica sobre el control de armas tras la espiral de masacres en EU, Carson, uno de los 16 precandidatos republicanos que fueron dejados en el camino por Trump, no tiene empacho en afirmar que como médico “he sacado muchas balas de cuerpos (...). No hay duda de que esta violencia sin sentido es sobrecogedora, pero nunca he visto un cuerpo con balas que sea más devastador que arrebatarnos nuestro derecho a llevar armas. La gente seria busca soluciones serias”.
Nacido en 1951 en los suburbios de Detroit (Michigan), su vida “de película” llegó de hecho al cine al inspirar en 2009 el filme biográfico Gifted Hands: The Ben Carson Story (“Manos mágicas: La historia de Ben Carson”), protagonizado por Cuba Gooding Jr.
Con una infancia marcada por la pobreza pero también por la entereza de su madre, Sonya, quien se casó sin saberlo a los 13 años con un ministro bautista bígamo de Tennessee, Robert Carson, a quien la joven echó de la casa cuando Ben tenía ocho años al descubrir su doble vida, el futuro brillante neurocirujano pasó de una adolescencia marcada por “los ataques de ira” y el boicot al estudio, a un desempeño como estudiante modelo, luego de que Sonya y el hermano mayor de Ben, Curtis, lo obligaran a “leer dos libros por semana”, como él mismo cuenta en las entrevistas. Tras lograr una beca en la Universidad de Yale y estudiar medicina en la Universidad de Michigan, Carson se convirtió a sus 33 años en el jefe más joven del departamento de neurocirugía pediátrica del Hospital Johns Hopkins de Baltimore. En 1987, con 36 años, se hizo célebre mundialmente al separar con éxito a los ya citados siameses alemanes, entonces de siete meses, en una operación que duró 22 horas asistido por 70 especialistas.
La prensa de EU no se sorprendió con el nombramiento de este otro outsider, crítico del Obamacare y que apoya el “libre mercado” en materia de salud ya que tras abandonar la campaña le dio su respaldo a Trump.
Otro punto en común: como los adventistas, también la iglesia presbiteriana a la que adscribe Trump —herencia de su escocesa madre Mary Anne MacLeod—, confía en la segunda venida de Cristo, la cual posiblemente tenga lugar “en Israel”. De ahí la alianza insobornable de la derecha cristiana de EU con el Estado israelí y sus políticas expansionistas. Según una encuesta del Centro Pew (2010), 58% de los evangélicos de EU creen que el regreso de Cristo será “en 2050” aunque el sondeo no precisa dónde ocurrirá su aparición.
