Juju do Pix, una famosa influencer trans brasileña, inició un proceso de reconstrucción facial después de pasar casi una década con secuelas visibles y dolorosas derivadas de una cirugía clandestina que le dejaron el rostro desfigurado.
El caso salió nuevamente a la luz en 2025, cuando la propia joven confirmó que, tras años de tratamientos parciales y diagnósticos complicados, por fin pudo someterse a una intervención seria para atender el daño acumulado.
La mujer, cuyo nombre real es Juliana Oliveira, se sometió en 2017 a un procedimiento ilegal con la intención de modificar sus facciones. De acuerdo con reportes médicos divulgados recientemente, en aquella ocasión le inyectaron aceite mineral en el rostro, una sustancia prohibida en tratamientos estéticos y que, al adherirse al tejido, provoca deformaciones progresivas, inflamación crónica y endurecimiento de la piel.
Durante los años siguientes, Oliveira experimentó cambios drásticos en la forma de su cara: zonas inflamadas, desplazamiento del material inyectado y dolor constante que afectaba actividades básicas.
El daño avanzó al punto de comprometer movimientos faciales y generar complicaciones estéticas y funcionales. Esto la llevó a buscar ayuda médica especializada, pero los cirujanos coincidieron en que extraer totalmente la sustancia implicaba riesgos elevados.
En junio de 2025, un equipo quirúrgico aceptó realizar una primera intervención reconstructiva. La operación se centró en retirar la mayor cantidad posible de material sin comprometer la irrigación sanguínea.
Los especialistas explicaron que el procedimiento fue complejo, ya que el aceite mineral se había endurecido y mezclado con el tejido natural, lo que reducía las posibilidades de extracción completa.
Los médicos advirtieron que será un proceso largo y dividido en varias etapas. La prioridad por ahora es estabilizar el tejido y evaluar cómo responde el rostro tras esta primera cirugía. Posteriormente podrían considerar nuevas intervenciones para recuperar volumen, corregir asimetrías y mejorar la movilidad.
“En una segunda etapa, con el tejido más recuperado y luego de observar la respuesta de su cuerpo, podremos retirar aún más para mejorar el resultado”, explicó el médico tratante, Thiago Marra.
La exposición pública del caso desató una ola mixta en redes sociales: desde mensajes de apoyo y ofertas de ayuda hasta críticas sobre el origen de los fondos recaudados y dudas acerca de algunas imágenes compartidas. Ante ese ruido, Juliana Oliveira salió a responder para poner orden y insistir en que lo importante sigue siendo su proceso médico.
“Si nada es seguro en esta vida, al menos me volví rubia”, expresó Juliana, fiel a su estilo.
La creadora de contenido, conocida como Juju do Pix, relató que la deformidad en su rostro le cerró puertas laborales y que hacer visible su historia en plataformas digitales se convirtió en la única manera de pedir apoyo y explicar lo que estaba viviendo.
Su caso volvió a encender las alertas sobre los riesgos de los procedimientos estéticos clandestinos, una práctica que afecta con particular fuerza a mujeres transgénero que, ante la falta de alternativas seguras y accesibles, recurren a tratamientos de bajo costo y alto peligro.
Actualmente, Oliveira continúa bajo supervisión médica, con nuevas cirugías programadas y la expectativa clínica de mejoras graduales tanto en su apariencia como en su calidad de vida.
JCM
