El equipo que se encarga de la Tribuna es incorregiblemente optimista. No importa lo estúpida, vulgar, inconexa, abyecta o ridícula que sea una noticia, en estas oficinas domina siempre una certeza: que de ella se pueden obtener enseñanzas legítimas, razonamientos estimulantes, ventajas pedagógicas. Eso incluye el último episodio protagonizado por el Chapo Guzmán, con todos sus ingredientes: la enésima confirmación de que Sean Penn es intragable, las –llamémosle así– debilidades de Kate del Castillo y la revelación de que nuestro genio del mal habla como mesero de antro –"¿Unas medias de seda para la damita?" Para demostrarlo, hemos convocado a un asamblea de sabios dispuestos a responder: "¿Qué aprendí del Chapo Guzmán?" Lo más importante, sin embargo, es que lo hagan ustedes, queridos lectores. Vamos, confiesen: ¿qué aprendieron?
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Editorial Milenio
Ciudad de México /
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