En el Estado de México, gracias a la especialización y compromiso del personal de salud, el Hospital del Niño del Instituto Materno Infantil (IMIEM) es la única unidad médica en la entidad en realizar trasplantes renales en pacientes pediátricos, el objetivo es poder consolidar este programa integrando procedimientos de donantes cadavéricos y en un segundo momento, poder realizar los de tipo hepático.
En entrevista con MILENIO Estado de México, la médica adscrita al servicio de Nefrología Pediátrica y asistente de la dirección de este hospital, Martha Alicia del Villar Vilchis, informó que desde 2017 todo un equipo multidisciplinario ha hecho posible cuando menos un trasplante renal en pacientes pediátricos cada año, posicionándose como un referente estatal y nacional.
Pionero en trasplante renal en niños
Estos resultados han permitido que el Hospital del Niño sea pionero en este tipo de procedimientos especializados en la entidad, pues es el único centro en realizarlos.
“Nosotros desde 2017 hacemos por lo menos un trasplante de riñón al año, nosotros hemos trasplantado hasta en pandemia, hacemos trasplante de donador vivo. Hasta este año éramos el único hospital que hacíamos trasplante renal, ya no nada más en pediátricos, estaba prácticamente parado el programa de trasplante renal en el estado”, indicó.
La meta es cerrar 2024 con 4 trasplantes de este tipo
La meta, explicó, es que este año, gracias al equipo que se ha conformado, a las familias y la suma de voluntades es que se cierre con 4 procedimientos de este tipo, dándole una mejor calidad de vida a niñas, niños y adolescentes que reciben este regalo de vida.
“Este año, por ejemplo, ya hicimos el primer trasplante y vamos a tratar de cerrar el año con tres más, que ya tienen pruebas cruzadas, que ya están listos digamos. Somos el único hospital pediátrico en el Estado de México que hace trasplante de riñón, en ningún otro lado hay”, declaró.
Proyectos
Entre los proyectos que se tienen para este hospital, único en su tipo en la entidad, destaca el consolidar el programa de trasplantes renales, integrando donantes cadavéricos, en un primer momento. El segundo proyecto es poder hacer realidad los trasplantes hepáticos, que si bien representan una complejidad distinta, permitirían mejorar la calidad de vida de pacientes pediátricos.

“Lo que queremos es hacer trasplante hepático, tiene sus complejidades, se requiere de un instrumental distinto; pero eso es lo que estamos proyectando”, dijo.
En este hospital, también se realizan cirugías neonatales, cirugía oncológica, además de otras subespecialidades quirúrgicas.
Protocolo
Una vez que se logra realizar el diagnóstico de la enfermedad renal crónica, este equipo de salud comienza con la aplicación de los protocolos para preparar el trasplante renal, que es de carácter multidisciplinario, es decir, participan distintas áreas y especialidades médicas, entre ellas Trabajo Social, Psicología, Cardiología, Otorrinolaringología, Infectología, así como Urología, Cirugía de Trasplante y Nefrología.
“Ninguna valoración pesa más que la otra, todas tienen que estar en el mismo dicho para poder aceptar que un paciente sea trasplantado”, indicó la especialista.
En el caso de Trabajo Social, su labor es identificar que el o la paciente cuente con una red de apoyo que asegure la continuidad de este proceso, desde el asistir a sus consultas, hasta solventar otro tipo de necesidades.

El área de Psicología valora tanto a los familiares directos, la persona donante y la receptora, a fin de detectar que no existan presiones de ningún tipo, que ninguno de los involucrados esté siendo coaccionado, que los lazos entre el o la paciente y la o el donador sean sanos, además de evaluar el coeficiente intelectual, entre otras cuestiones, que en suma favorecen el apego al tratamiento.
Como parte de este protocolo, durante los primeros tres meses, los pacientes tienen cuando menos una consulta cada semana.
“Psicología también valora a los pacientes para ver qué tan capaces son de su autocuidado, dónde son los puntos débiles que tenemos que trabajar, porque si los trasplantamos muy chiquitos vamos a convivir con ellos en su adolescencia y tenemos que analizar todo eso”, explicó.
Áreas como Cardeología, Otorrinolaringología y Urología evalúan su función cardiovascular, la posible presencia de infecciones, descartan malformaciones de las vías urinarias, se califica la integridad de la vejiga, mientras que Cirugía de Trasplantes valora las condiciones anatómicas que tiene el donador y el receptor.
“El pequeñito más chiquito que hemos trasplantado es de 11 kilos. En nuestro caso la viabilidad de un trasplante no depende de la edad, depende del peso del niño. El riñón de un adulto puede llegar a medir entre 12 y 15 centímetros”.
También se aplican estudios de histocompatibilidad, que en el ámbito privado pueden llegar a costar hasta 60 mil pesos o más, además de aplicarse pruebas infectológicas. Una vez que se pasó todo este proceso, el caso es presentado al Comité Interno de Donación y Trasplantes de esta unidad médica.
Este protocolo se basa en lo dispuesto por el propio Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra), el Centro Estatal de Trasplantes del Estado de México (Cetraem), garantizando la seguridad del paciente y la donación.
PNMO