Este poema emblemático, y que me deslumbró hace ya más de cincuenta años, es un texto clave, también desde el punto de vista autobiográfico, en la obra de Bertolt Brecht. No en vano se vio obligado a emigrar, escapando de la barbarie y la vesania de los nazis, y no en vano fue dejando testimonio de su sabiduría en las diversas estaciones de su exilio. Y en todas ellas, recordémoslo, el único adorno de las paredes de los cuartos donde se encerraba para trabajar, era un viejo grabado chino que mostraba a Lao-Tse entregando su obra, el Tao Te King, al aduanero.
JOS