El impuesto especial a bebidas azucaradas y alimentos de alta densidad energética significó, desde enero hasta la fecha, una recaudación de 31 mil millones de pesos, lo que representa casi una tercera parte de lo que invierte el sector salud en atender los problemas vinculados a la obesidad, que oscilan en 85 mil millones de pesos.
Juan Rivera Dommarco, director adjunto del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública, explicó que de los 31 mil millones de pesos, alrededor de 18 mil millones correspondió a bebidas azucaradas, principalmente refrescos, y el resto a pastelitos, botanas, dulces y chocolates, entre otros.
“Se trata de una recaudación importante y, si se utiliza adecuadamente, puede tener un efecto directo en el combate a la obesidad en cuestión de atención, pero también en la disminución del consumo de estos productos”, dijo en el 16 Congreso de Investigación en Salud Pública.
De acuerdo con la economista Arantxa Colchero, ese impuesto significó que la industria elevara un peso el precio por litro de las bebidas, concentrados, polvos, jarabes, entre otros, al consumidor en la zona urbana, lo que significó que, por lo menos, 11 por ciento dejó de consumirlos.
