Durante el gobierno de Alfonso Martínez Domínguez, el mandatario estatal aprovechó para rendir tributo y pagar favores perpetuando históricamente personajes a través de monumentos y estatuas, entre ellas, la de Gustavo Díaz Ordaz, ubicada en el municipio de Linares, y sobre la que de nuevo recae la polémica de si debe retirarse o no.
Preciso recordar que entre las esculturas que mandó realizar Martínez Domínguez en su administración (1976-1982), destacan la de Lázaro Cárdenas, Miguel Alemán, el Padre Jardón, y las de Gustavo Díaz Ordaz, Fidel Velázquez, y José López Portillo.
Estas últimas dos, las que más protestas y vandalismo atrajeron en su tiempo, en especial la estatua ecuestre dedicada a José López Portillo, la cual fue colocada en 1982 en avenida Universidad, antes de llegar a Sendero Divisorio, en el municipio de San Nicolás de los Garza.
Hasta el momento es la única pieza ordenada por Martínez Domínguez que fue sacada de la circulación, esto en 1995 bajo la administración municipal del panista Adalberto Núñez Ramos, en el gobierno estatal del priista Sócrates Rizzo García.
De acuerdo con publicaciones de hace 23 años, el pretexto para remover “el caballito” fue uno de carácter vial, por ello Núñez Ramos solicitó a Rizzo García, al ser una obra del estado, la aprobación para retirarla.
La solicitud fue aprobada por el gobernador priista en ese periodo, y gracias a ello la estatua fue retirada a un lote baldío en el municipio de Escobedo.
De acuerdo con el cronista de Sabinas Hidalgo, Nuevo León, y actual director del Archivo General del Estado de Nuevo León, Héctor Jaime Treviño Villarreal, el ex gobernador Martínez Domínguez criticó en su momento el hecho y, despectivamente, se refirió a los ciudadanos que lo llevaron a cabo.
“A don Alfonso (Martínez Domínguez) en aquel tiempo le preguntaron que qué opinaba de que hubieran quitado la estatua de este personaje (José López Portillo), y el dijo: ‘ralea de mal agradecidos’”, recordó Héctor Jaime Treviño Villarreal.
