Son muchas las inquietudes que se han manifestado en esta discusión. Existe una preocupación sobre la aparente falta de distinción entre conductas que, para muchas personas, son radicalmente distintas. O acaso, se pregunta, ¿es lo mismo una violación que un “piropo”? Más aún: ¿no se está cayendo en un exceso, prohibiéndose la seducción y el ejercicio legítimo —si bien torpe, dicen— de la sexualidad? Además: ¿por qué es que las víctimas se han tardado tanto en denunciar? Sobre todo, cuando parece que, en ese tiempo de silencio, sus carreras se vieron beneficiadas. ¿No están siendo oportunistas las víctimas? Y, por supuesto: ¿qué de los hombres? Tanto los que son víctimas de violencia sexual, como los que están siendo acusados. ¿Qué del debido proceso? ¿Esto de “siempre creerles a las víctimas” no supone un atropello de ese principio básico de justicia procesal?
#MeToo en México
La semana pasada, gracias a una serie de entrevistas que realizó la periodista Carmen Aristegui, en México se ha reavivado la discusión sobre la violencia sexual que viven las mujeres.
Ciudad de México /