Ciudad de México /
Con la actual propuesta de presupuesto educativo, se pone en evidencia que una reforma educativa sin reestructuración del gasto corre el riesgo de terminar en decreto. Una cosa es haber decretado de la noche a la mañana la mejora del sistema educativo nacional y otra es haber planeado la oferta de recursos monetarios, físicos y humanos para implementarla y hacerla sustentable. Hoy, la proyección de gasto educativo debilita a la reforma educativa, pues es fácil anunciar los qué de las políticas educativas, pero sin recursos es muy difícil explicar los cómo implementarlas.
JOS