Ciudad de México /
Pues bien, y a riesgo de resultar pesimista, les confieso lo siguiente: lo que veo y entreveo es un panorama cada vez más deprimente y peligroso. Si en este país, ¡en pleno siglo XXI!, cada día se embarazan más adolescentes, incluso niñas de 9 y 10 años, ¿cómo es posible que no se haya podido llevar a cabo una indispensable y urgente educación sexual en las escuelas? ¿Será para evitar que la Asociación Nacional de Padres de Familia se alebreste? Aventuro, como probablemente ustedes también, la descorazonadora respuesta.