Jaime Rodríguez Calderón basó su campaña en un discurso de críticas hacia los partidos políticos tradicionales y a una serie de propuestas que promovió durante los tres meses de contienda.
La administración estatal había enfrentado la peor crisis de violencia en Nuevo León, por lo que en cuestión de seguridad prometió el control de los penales, con el fin de separar a los reos federales de los del fuero común.
En octubre de 2019, la vieja prisión del Topo Chico, una de las más violentas del país, cerró sus puertas para darle paso a la construcción del parque Libertad y ese mismo año se cumplió la creación del Centro de Reinserción Social número 2, en Apodaca.
En cuestión de movilidad, las promesas que sí cumplió fueron la de congelar las tarifas del transporte público y con el ofrecimiento de eliminar la tenencia conquistó el voto de miles de ciudadanos, pero en cambio hubo incrementos en el pago de refrendo, licencias y otros más.
Sin embargo, fue el Congreso el que aplicó la medida, ante la inconformidad del propio gobernador, quien al final se arrepintió de su promesa.
En el tema de educación quedó atrás la oferta de dignificar a los maestros con mejores salarios y condiciones, incluso la primera protesta a la que se enfrentó como gobernador fue la inconformidad de los docentes.
La promesa de mejorar el transporte público no se pudo cumplir.
Además de que no hubo transporte gratuito para estudiantes y adultos mayores.
A unos días de que deje el cargo como gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón deja promesas incumplidas, sin contar la de no lanzarse como candidato a la Presidencia e incluir a los ciudadanos en la toma de decisiones.