Francisco Javier Solares Alemán, presidente nacional de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), señaló que el sector sigue siendo víctima del crimen organizado en todo el país y no solo se limita a extorsionarlos sino a robarles materiales y equipamiento.
“En general vivimos situaciones complejas, el crimen organizado está pidiendo derecho de piso como se le conoce, tenemos robo de equipo y extorsiones con algunos métodos que en algunos lugares son más violentos que en otros”.
Lamentablemente -dijo- todas las regiones del país tiene problemas y los delitos varían de un lugar a otro, en algún momento en Tamaulipas, Michoacán, Durango y Guerrero, por ejemplo, se volvió muy complicado laborar, pero hoy lo es en Guanajuato, Celaya, Zacatecas, entre otros, pues la inseguridad no es privativa de una región.
Les roban equipo de todo tipo
Tras la inauguración de la nueva preparatoria "Fued Jalil Dib" de la CMIC Estado de México, refirió que está situación los obliga a tener sobre costos porque cualquier tipo de extorsión les deja “mermas”, por decirlo de alguna manera, y es algo que no se puede prever ni evaluar porque estarían reconociendo que están sujetos a esa manera ilegal y delictiva de operar.
Si bien el sector tiene diferentes equipos para trabajar -mencionó- hay algunos que les roban más que otros, aunque generalmente son los de fácil acceso, es decir, aquellos para los cuales los criminales pueden conseguir operadores fácilmente como las retroexcavadoras, además de herramienta como palas, tambos, carretillas, entre otros, que se pueden comercializar rápidamente en cualquier lugar.
En todo momento -recalcó- han apelado a la conciencia de los contratantes de obra pública y obra privada porque es un riesgo compartido.
“El riesgo no es solo del constructor sino también del dueño de la obra y debemos entender que dichos riesgos tienen un costo monetario y habrá que reconocerlo”.
Por último, el líder nacional de la CMIC recordó que el combate de la inseguridad es un trabajo de todos, desafortunadamente, no existe una estructura sólida que fomente la cultura de la denuncia y las represalias pueden ser terribles. “El temor inhibe el actuar de los mexicanos y si las autoridades no tienen un denuncia formal no pueden actuar o perseguir estos delitos”.