El lugar común diría que el éxito del sistema anticorrupción está en sancionar y evitar la impunidad. Hay razón en esto, pero tardará: los órganos internos de control, las fiscalías, las auditorías carecen de experiencia en la investigación de hechos; las garantías procesales de los probables responsables se han mejorado; los tribunales administrativos tampoco tienen experiencia en la determinación de responsabilidades individuales y se aprecia una tendencia a pensar que determinar responsabilidades administrativas se parece a las responsabilidades penales. La formación de capacidades institucionales toma su tiempo. Y si, por ejemplo, los jueces administrativos quisieran juzgar como jueces penales, serán los sepultureros de la expectativa.
JOS