Ciudad de México /
Hay una ausencia de pedimento de perdón, de reflexión y sobre todo hay un ejercicio unilateral del perdón de una clase política perdonándose a sí misma, sin validación ciudadana. Es decir, para los partidarios de AMLO aceptar a Korrodi, Bartlett, Moctezuma y muchos otros es un mal necesario si quieren simpatizar por su proyecto. Así como para quienes simpatizan con el Frente ahora tendrán que cargar con la sobrevivencia del Verde a costa del erario si quieren seguirlo impulsando. Hay lugar en la política para el perdón, sin embargo, éste pierde mucha legitimidad cuando no viene acompañado de un diálogo público para justificarlo.