Ciudad de México /
El uso del automóvil beneficia a una minoría, pero acapara el espacio público y daña el ambiente de todas las personas, incluso de los propios automovilistas y de las generaciones futuras. Los actores privados podemos diversificar nuestros modos de transporte, compartir el automóvil, implementar políticas laborales flexibles y, por supuesto, movernos en bicicleta y caminar para dignificar al peatón como centro de la movilidad.