Los trabajos de remediación del suelo en el Museo Metropolitano parecían de rutina, pero al levantar los adoquines de barro surgió una parte de la historia de Monterrey.
Fue en diciembre del 2007 cuando se anunció que los trabajadores habían encontrado algunas osamentas, así como estructuras antiguas, lo que resultaría en el primer salvamento arqueológico para la ciudad.
Durante el año siguiente, los arqueólogos Araceli Rivera Estrada, Enrique Tovar Esquivel y Julia Santa Cruz Vargas, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), recuperaron una diversidad de objetos que darían cuenta de cómo era la vida antigua de los regiomontanos.
A partir de este antecedente, surgió una preocupación por la preservación arqueológica en la ciudad como fueron los casos de la restauración de la Casa del Campesino (2009) y el Fortín de las Tenerías (2011).
“Creo que hasta el día de hoy seguirá siendo la primera excavación histórica que se haya realizado en la ciudad”, recuerda Araceli Rivera Estrada, investigadora del Centro INAH Nuevo León.
La historia en el subsuelo
A diferencia de lo que sucede en el centro y sur de México, en Nuevo León hay pocos antecedentes de rescates arqueológicos, que se remontan a los años 70 y 80 en zonas como La Huasteca y en la zona arqueológica Boca de Potrerillos, en Mina.
También causó cierto revuelo la construcción de la Macroplaza y la ampliación de la calle Zaragoza, en donde se dijo incluso habían aparecido los restos de los Fundadores de Monterrey, versión que nunca se comprobó.
En 1996 se descubrió por accidente los restos óseos de un combatiente de la Guerra México y Estados Unidos en la calle Washington, despertando el interés de historiadores sobre el subsuelo regiomontano.
“Nuestro referente arqueológico es Mina, porque allá está la zona arqueológica. Pero tenemos espacios en el centro que se descubrieron casi al mismo tiempo y que habría que difundirse”, comenta Luis Nevarez Olivares, director de Cultura y Expresiones Artísticas de Monterrey.
Tarea pendiente
Los trabajos arqueológicos en el patio central del Museo Metropolitano de Monterrey se extendieron durante el 2008. De ahí se recuperó una amplia variedad de ollas y vasijas, artefactos metálicos, botones de hueso, crucifijos y restos óseos de animales.
Además se recuperaron las estructuras originales de las Casas Reales, construidas hacia 1653, y una noria con 14 metros de profundidad, las cuales pueden ser apreciadas gracias a las ventanas arqueológicas que se dejaron en el sitio.
Para Araceli Rivera Estrada el proyecto fue significativa porque se permitió explorar una de las zonas más antiguas de Monterrey, situación que debería mantenerse en las construcciones del centro en la actualidad.
“El material que recuperamos aquí nos aporta una visión única de la ciudad.
Desafortunadamente no hay el interés de museos o el Estado por montar exposiciones con esta clase de piezas, estamos ante un desinterés por conocer el pasado de Nuevo León”, opinó la arqueóloga del INAH.
... Y crece el interés por conocer la historia del subsuelo regio
Los años posteriores a los trabajos arqueológicos en el Museo Metropolitano de Monterrey trajeron un interés por conocer la historia bajo el subsuelo del llamado primer cuadro.
Cuando se iniciaron los trabajos de restauración en la Casa del Campesino (Abasolo y Mina, Barrio Antiguo), a mediados del 2008, se descubrieron más de 20 objetos de cerámica, algunos de los cuales tenían inscrito el nombre del Hospital de Nuestra Señora del Rosario. Algunos años después, cuando se inició la construcción del complejo inmobiliario La Capital (Héroes del 47 y Washington, centro), historiadores hicieron un llamado para realizar una investigación arqueológica del terreno.
El resultado fue la exhumación de 12 osamentas de combatientes norteamericanos, quienes participaron en la Guerra contra México de 1846, lo que significó que el Gobierno de Estados Unidos se interesara en el salvamento arqueológico.
Anteriormente ya se habían recuperado osamentas de soldados en dicha zona en los años de 1996 y 2006, esta última mientras se realizaba la ampliación del Paseo Santa Lucía.
A detalle
“Creo que hasta el día de hoy seguirá siendo la primera excavación histórica que se haya realizado en la ciudad”, recuerda Araceli Rivera.
Se recuperaron una amplia variedad de ollas y vasijas, artefactos metálicos, botones de hueso, crucifijos y restos óseos de animales.