Dos artistas que han unido sus talentos y esfuerzos, siguen en la lucha para que el taller de iniciación artística para niños indígenas migrantes continúe. Se trata de Gabino Rejoy Wichimoba, artesano y pintor nacido en Guachochi, en la Sierra de Chihuahua, y la pintora y profesora Olivia González Zamarrón, originaria de Torreón.
Ambos mantienen el objetivo de que niños indígenas migrantes provenientes de Chiapas, Oaxaca, el Estado de México y de la Sierra Tarahumara, accedan a clases gratuitas donde, por un lado, Gabino comparte los mitos y leyendas de la montaña, con los cuales los menores son educados generación tras generación, en tanto que Olivia se enfoca en la metodología educativa a través del arte.

En entrevista para Milenio, esta dupla compartió que durante el año 2025 continuarán el trabajo para que este sector que cae en la marginalidad y la exclusión, sea considerado a través de un taller gratuito que ellos impartieron durante el año en curso con el apoyo del Instituto Municipal de Cultura y Educación (IMCE).
¿De qué trata el taller de arte?
Para Gabino, el trabajar con los niños fue una experiencia extraordinaria, toda vez que conoció a pequeños de diferentes etnias, de tal suerte que las visiones de los extremos del país se encontraron en un discurso plástico.
“Fue increíble con los niños y aprendimos mucho con las diferentes culturas, es como compartir del norte y el sur. Trabajamos con una leyenda que se utiliza mucho para la educación de los niños, la leyenda se llama Ganoko y eso se utiliza para la educación desde hace muchos años, entonces, para mí fue muy importante para que los niños sepan. Los niños analizaron lo que sienten al escuchar el cuento y lo hicieron a través de la pintura”.
En cuanto a la representación de los mitos a través de la plástica, el maestro dijo que los niños, de acuerdo a la idiosincrasia, dibujaron lo que quisieron; algunos hicieron diablos, pero otros intentaron plasmar sus propias emociones, lo que resultó muy significativo.
“Fueron dibujos muy importantes y muy bonitos, lo cual a mí me digo, es así como yo sentía cuando mi mamá me lo contaba, entonces, al momento de estar contando la leyenda se siente y esa es la parte más bonita porque cada niño lo imagina a su manera y eso es bueno, porque están sacando lo que sienten”.
Por su parte, la maestra Olivia González dijo que los niños tienen una creatividad fresca que a veces se va opacando ante las circunstancias sociales que deben enfrentar.

“Es importante que se les dé una educación artística a los niños que están de manera flotante o establecida en la ciudad de Torreón. Se puede trabajar integrando a los niños ralámulis con los mestizos en el mismo grupo para aprender unos de otros.
“Con la dirección del arquitecto Antonio Méndez Vigatá estuvimos trabajando a gusto por un corto tiempo y pensamos que podría ser muy beneficioso para la comunidad repetir la experiencia de trabajar en equipo con el IMCE porque se hizo el vínculo con Casa Puente y las instalaciones son muy bunas; con el autobús que tienen podemos captar una gran cantidad de niños. Entre 35 a 70. Nos da gusto que estén otra vez porque demostraron interés y esperamos que en esta ocasión lo vuelvan a hacer”.
Olivia González dijo que como dupla se sienten satisfechos con los logros obtenidos porque durante el año en curso estuvieron además en la Sierra Tarahumara y trabajaron con 25 niños de la comunidad, de donde es originario Rejoy Wichimoba.
“Fue muy satisfactorio trabajar con los niños de la montaña alta que están inmersos en la naturaleza porque es diferente el trabajo con los niños de la ciudad que también son ralámulis, pero que tienen otro entorno; la diferencia consiste en que yo como artista profesional y además con la experiencia de docente en niños, que es un arte trabajar con niños también, hacemos una lectura y un diagnóstico de cuál es la situación y su contexto.
“El contexto del niño ralámuli que nunca ha salido de la montaña, es un trabajo muy rico, yo tengo una gran pasión por el arte, y por el arte que pueden hacer los niños. Sí es importante darles herramientas adecuadas, las técnicas, pero también el comprender su contexto cultural porque es ahí donde está toda esa riqueza de expresión, considerando que son de la misma cultura, pero en diferente contexto como es la ciudad de Torreón, Coahuila, y además en una condición, a veces de calle”.
Posponen rifa para financiar un nuevo taller
Rejoy Wichimoba explicó que para poder financiar un nuevo taller, que se daría en el estudio de González Zamarrón, se ideó la rifa de obras realizadas alimón. Y aunque el sorteo se realizaría a finales de diciembre, debido a que no se vendieron los suficientes boletos, se pospuso para la segunda quincena de enero de 2025.
“Era para el 27, pero como va muy lento lo de los boletos lo pospusimos; quisiéramos venderlos todos, pero es difícil, al principio cuando empecé a vender los boletos debí entender a la gente, muchas veces por la situación económica, por los niños y los regalos, pero aquí lo más importante es darle prioridad a los niños que están dentro de la comunidad y que no tienen al alcance de la mano (recursos) para conocer el arte, entonces la actividad que estamos haciendo aquí Olivia y yo, es el estar vendiendo los boletos para comprar los pinceles, pinturas y lo que se requiera”.
Gabino precisó que el trabajo que se realizó durante la Semana Santa fue trascendental porque se trabajó el taller de arte con niños en la sierra y ellos pudieron comprender la importancia de los dibujos que hacen de manera efímera en las rocas o en la tierra con pedazos de carbón.
“A mí la verdad me gustaría mucho ir como equipo, como lo hicimos y claro, si hay recursos para seguir viajando y dar esa enseñanza a los niños, estaría padrísimo que alguien patrocinará el taller, estaría muy bien”.
Mostrar el arte a los niños
Olivia González Zamarrón dijo que a la par sería importante que los laguneros pudieran observar las expresiones artísticas de los niños tarahumaras, tanto de los que migran en estaciones buscando recursos económicos, como los que se han quedado en la región, pues entenderían mejor que se trata de personas desplazadas ante la falta de oportunidades.

Gabino asimismo explicó que los pequeños que bajan y se quedan o, por el contrario, los que ya no se van de La Laguna, tienen una manera de ver el mundo distinta. Los niños en su comunidad se mantienen en sintonía con la naturaleza y su discurso plástico es justo eso, en tanto que, quienes se han transculturizado, dibujan automóviles y otras tecnologías, cosa que no juzga, puesto que conectan con otros discursos. Pero se debe pensar en una educación integral para este núcleo poblacional para evitar que se mantenga en la ignorancia y la miseria.
“Los niños en la comunidad están muy conectados con la naturaleza y aquí a veces dibujan un carro. Entiendo por qué los dibujan, pero debería haber alguna educación, una escuela o algún apoyo para los niños porque están expuestos en las calles entre semáforos. ¿Por qué no hay alguna institución que pueda ayudarlos y vaya hacia ellos? Mínimo que haya un maestro temporal de educación para que aprendan a leer y escribir porque he notado a muchos que no lo saben hacer”.
DAED