En punto de las 6 horas del 5 de marzo, las calles de la capital comenzaron a ser invadidas por 150 mil estudiantes de más de 80 universidades. La Facultad de Medicina, Ciudad Universitaria, el Edificio Carolino, la avenida Juárez y el Bulevar 5 de Mayo fueron ocupadas por alumnos que demandaron justicia y seguridad, tras el asesinato de los tres estudiantes de medicina de la UAP y Upaep, así como el conductor de Uber.
Con rostros desencajados, pero también de enojo y tristeza, batas blancas, camisetas negras, así como distintivos para identificarse de qué universidad pertenecían, además de sombreros, gorras y banderines, los miles de jóvenes añadieron un capítulo a la historia de la Puebla moderna y demostraron que se puede exigir a las autoridades estatales resultados en el tema de seguridad.
Momentos emotivos se registraron cuando los familiares de Francisco Javier Tirado Márquez, una de las víctimas, encabezaron la marcha de Medicina con los retratos y nombres de los estudiantes, así como el pase de lista por Ximena Quijano Hernández, José Antonio Parada Serpa y Josué Manuel Vital Castillo.
Durante el recorrido, los ciudadanos dejaron de realizar su labor para salir de sus casas y locales, les brindaron aplausos y palabras de aliento, lo que representó que la marcha se convirtiera en un símbolo de unión. Mientras avanzaban por las calles, vecinos, locatarios y simpatizantes les ofrecieron botellas de agua para hidratarse.
Al paso, los estudiantes llegaron al Palacio Municipal para expresar su demanda de seguridad. A la par, gritaron consignas contra las autoridades y portaron una pancarta en la que pidieron acciones al gobernador, Miguel Barbosa.
Frente a Palacio Municipal, expresaron: "¡Esos son los que chingan a la nación!" y "¡No somos uno, no somos mil, señor gobernador cuéntenos bien!"
En el Centro Histórico, así como en diferentes puntos de la marcha, los estudiantes realizaron el pase de lista de los cuatro jóvenes que fueron asesinados. A las 10 horas, las inmediaciones de Casa Aguayo fueron rodeadas por los jóvenes quienes gritaban por “Justicia y Seguridad”.
Momentos después, los estudiantes fueron recibidos por el gobernador. Con las palabras de Pablo Neruda: "Somos mucho más que dos", los estudiantes entregaron un pliego de demandas al gobernador, y realizaron un minuto de silencio.
A nombre de los estudiantes de más de 30 instituciones de educación superior, dos jóvenes, una mujer y un hombre, tomaron la palabra para asegurar que no olvidan el asesinato de los tres estudiantes de medicina y de un conductor de Cabify.
Una de las estudiantes que tomó la palabra, expresó que, si las autoridades del estado no pueden con la tarea de brindar seguridad, deben renunciar.
"¡Si no pueden, renuncien!", expresó la joven estudiante ante los aplausos de sus compañeros.
La alcaldesa, Claudia Rivera Vivanco, aseveró que la megamarcha del jueves brindó esperanza y aseguró que tiene 10 estrategias que se implementarán para reforzar la seguridad.
A su vez, el regidor Enrique Guevara calificó como ejemplar la megamarcha, de la cual se reportó saldo blanco, sin embargo, lamentó que el gobernador haya recibido a los universitarios con un filtro de seguridad.
No obstante, la instalación no representó obstáculo para los estudiantes, quienes se convirtieron en una sola alma y mostraron respeto por sus compañeros, que pese a no conocerse, también los necesitaban para alzar la voz.
Al filo de las 13 horas fueron reabiertas las vialidades; los 300 elementos de seguridad se retiraron, mientras que algunos estudiantes fueron a consumir alimentos en locales del centro y otros sacaron comida de sus mochilas, hicieron cooperaciones. Así, poco a poco los contingentes partieron, no sin antes demostrar la fuerza de los universitarios.
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