Aunque no ha sido un camino fácil, Erika Suárez ha encontrado el equilibrio para combinar su trabajo como oficial de Tránsito de Monterrey y madre de familia.
La Policía Segundo tiene tres hijos: Pedro, Erika y Marduk de 26, 23 y seis años de edad, respectivamente.
“La verdad es que es muy difícil mi trabajo pero ser mamá lo es mucho más, aunque dos de mis hijos ya están grandes para mí, siempre van a ser mis niños y ahorita el más chiquito está por entrar a la primaria, entonces tenemos que estar repasando las sílabas, empezando con la lectura, muchas actividades que nos llevan más empeño de lo normal”, mencionó.
Erika sabe que su trabajo no es común y está expuesta a diversos riesgos como accidentes e incluso, temas de seguridad, sin embargo, tiene una gran motivación para volver a casa: reunirse con sus hijos.
“Encomendada a Dios más que nada, siempre con mucho ánimo y buena actitud para que todo nos salga bien y mis hijos todos los días antes de irme me dan la bendición, me dicen que me cuide y lo principal, que comemos juntos”, dijo.

Aunque sus hijos la admiran, están orgullosos de ella y reconocen su labor, las jornadas laborales han impedido que en algunas ocasiones se pierda de momentos especiales.
“Ay, es triste pero se les explica a los niños que es para darles una vida mejor, por mejores oportunidades y para poder darnos ciertos lujos como las vacaciones que es cuando pueden estar al 100 por ciento conmigo”, señaló.
Erika aseguró sentirse plena y feliz en el ámbito familiar y eso lo transmite en su trabajo.

Erika se pierde momentos especiales por el trabajo, pero nunca del amor de sus hijos.