En Jalisco hay al menos 82 mil mujeres que se dedican no solo a “lavar ajeno”, cocinan, limpian, cuidan niños, ancianos, enfermos y mascotas de sus patrones. Muchas de ellas son las encargadas de ir al supermercado a surtir la despensa semanal con un presupuesto mayor al que ellas verán al final de cada mes, cuando cobren por haber realizado todas estas actividades, y más.
El trabajo doméstico no es visto como un trabajo. De acuerdo con los datos revelados durante la conferencia de prensa convocada para dar a conocer la campaña #EmpleoJustoEnCasa, esta labor, altamente feminizada, continúa siendo invisible y desvalorada socialmente, pese a todos los beneficios que genera y a que en la Zona Metropolitana de Guadalajara las personas que se dedican al trabajo del hogar representan el 4 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA), es decir, que su participación es mayor que la de sectores como agricultura, ganadería, silvicultura, o que las y los trabajadores del gobierno y organismos internacionales.
El objetivo primordial de la campaña por los derechos de las trabajadoras del hogar en Jalisco, presentada por el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir (ILSB) y Parvada Estrategias Comunitarias, AC (Parvada), es hacer visible la problemática que enfrentan las trabajadoras del hogar y la urgencia de respetar sus derechos.
De acuerdo con el informe “Se busca muchacha de rancho: la normalización de la explotación laboral de trabajadoras del hogar en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG)”, después de una investigación realizada por Parvada se encontró que existen sectores de la población que a pesar de contar con los recursos económicos suficientes para pagar salarios que alcancen para satisfacer necesidades mínimas, dada la oportunidad de hacerlo, pagan incluso menos del salario mínimo y, en muchas ocasiones, llevan a cabo prácticas discriminatorias como alimentar con sobras a la trabajadora o pedir que no utilicen la vajilla de la familia.
“Resulta fundamental que quienes emplean a las trabajadoras del hogar sean conscientes de que las trabajadoras del hogar son sujetas de derechos, que deben ser respetados y garantizados por todas las personas que integran la familia”, señaló Ana Farías, directora de Parvada Estrategias Comunitarias, AC.
Para Erika Lizbeth Vega Anaya, investigadora del ILSB, resulta fundamental que las personas que emplean reviertan esta situación desde su casa, con respeto a los derechos laborales de estas mujeres. Así, dijo, la campaña Empleo Justo en Casa promueve un cambio cultural para generar conciencia de que el trabajo doméstico es un trabajo.
Para mayores informes sobre la campaña consultar: www.empleojustoencasa.org.
MC