El diputado local Carlos Alberto Morales Álvarez trae la disciplina y la entrega como esencias. Son signos que lo definen y que proyecta por sus dos pasiones: el deporte, el futbol y el básquetbol en específico; y el Carnaval de Huejotzingo.
En el primero tuvo la oportunidad de ser futbolista profesional, ya que entrenó por algunas semanas en el club Puebla, pero optó por la disciplina académica.
Mientras que en su otra pasión acumula 31 años participando en el Carnaval. “Salí durante 20 años consecutivos, de mis cero años a mis 20 años, y, posteriormente, volví a salir a los 27 años y hasta la fecha no he dejado de salir, llevó 11 consecutivos sin dejar de salir”.
—¿Qué representa para usted el Carnaval?
—Para los huejotzingas es más que un deporte, es más que una festividad. Soy creyente, soy católico, ojalá no se tome a mal, pero el Carnaval de Huejotzingo para los huejotzingas a veces está por encima de cualquier otra festividad o acontecimiento cultural. Es nuestro orgullo y además está en nuestros genes, porque en el año 2018 cumplimos 150 años de Carnaval y dicen los que saben de genética que a los 100 años una especie evoluciona, en este caso el ser humano evoluciona con muchos elementos de lo que es sus usos y costumbres, sus tradiciones, su cultura. Lo llevamos ya en la sangre el carnaval de Huejotzingo.
—¿Qué personajes ha encarnado en esa festividad?
—Este es el indio serrano. Este es su atuendo, sus huaraches, su calzón de manta bordado, su cotón, sus gazneces, que yo me pongo dos; su máscara de indio serrano, su rifle o mosquetón, el sombrero de palma con la virgen de Guadalupe en medio, su cabellera, su barcina, que lleva el huaje, sus jarros, sus frutas, verduras, legumbres y le falta su pequeño animal, que es para comer carne, que normalmente es el cacomixtle; y la famosa catahuila, que es la bolsa donde se guarda los cartuchos de pólvora (...) pero también he salido de zapador, de turco. Desafortunadamente nunca he salido ni de zacapoaxtla y ni de suavo. He salido en el Casamiento Indígena, pero el traje de mis amores es el de indio serrano.
—¿Por qué no ha salido de esos personajes?
—A lo mejor porque no me ha dado el tiempo para hacer mis trajes (...) estaremos, seguramente, en los próximos años estrenando trajes de suavo y de zacapoaxtla.
—¿Aproximadamente cuánto gasta una persona para hacerse su traje como marca la norma?
—Un traje completo te puede costar desde 30 mil hasta 60 mil pesos.
—¿Cuánto tiempo se puede llevar en confeccionar estos trajes?
—Completo a mano te puedes llevar hasta medio año, pero ahora muchos ya utilizan los elementos tecnológicos para poder hacer el bordado y todo lo que involucra a los trajes. Sería inviable que con tanta demanda de arreglar o de hacer nuevos trajes se utilizaran sólo las manos.
Cuenta que desde la infancia hasta la fecha se desempeña como zaguero central en el balompié y en el baloncesto fue “tabla”, pero actualmente juega de centro o ala, ya sea izquierda o derecha.
—¿A qué jugaba en su infancia?
—Toda mi infancia la viví muy sana. Comía alimentos de la tierra a la mesa. De igual forma era sana en el tema social, podíamos salir a la calle a jugar sin mayor problema, sin temor a que hubiera algún accidente o que alguna persona nos pudiera hacer daño (...) jugamos bistoque, burro 17, entre balones de futbol y básquetbol, los dos deporte de mis amores.
—¿Qué es lo que más rememora de su niñez?
—De esa época rememoro con gusto las vivencias de las fiestas decembrinas por la convivencia con bisabuelos, abuelos y demás familiares en la cena y la llegada de Santa Claus y los Reyes Magos. Es un momento de ilusión, bonito, de convivencia, de magia.
—¿Tuvo algún jugador que fuera su ídolo o su modelo a seguir?
—El equipo de mis amores es el Guadalajara y mis ídolos Ramón Ramírez –en la infancia– y Oswaldo Sánchez. Mientras que en el deporte ráfaga Patrick Ewing, de los Nets de Nueva York; y Michael Jordan, de los Bulls de Chicago.