Conforme íbamos avanzando en la selección de temas para la cuarta edición de Dominga, nos percatamos que traemos cuatro historias poderosas que reflejan que las mujeres sostienen la antorcha del cambio en la política, los deportes, los grupos vulnerables y hasta en la Iglesia católica. Su influencia crece y crece.
Por un lado vemos a una Kamala Harris empoderada que ha devuelto la esperanza a un amplio sector de votantes en Estados Unidos. Tanto que algunas encuestas ya la colocan ligeramente por encima del garañón de Donald Trump. Sobre este tema, Óscar Balderas nos cuenta la historia del día que la entonces fiscal de California emprendió una dura cacería de traficantes de drogas que pasaban por su estado.
En el lejano 2016, las autoridades de seguridad descubrieron un modus operandi al que llamaron “camiones fantasma”, los cuales viajaban vacíos pero cargados de cocaína del Cártel de Sinaloa. Uno de los operativos devino en el decomiso de toneladas con un valor de mercado de 10 millones de dólares. Y vinieron muchas más confiscaciones. Kamala se convirtió entonces en un dolor de cabeza para Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán y sus secuaces.
Y quien está en busca de otra hazaña es la clavadista Alejandra Orozco, quien se encuentra en París limpiando sus goggles para tirarse sus últimos clavados olímpicos. Florencia González Guerra nos relata que, además de abanderar a la delegación mexicana, la deportista tiene posibilidades de llevarse una tercera medalla. La tapatía empezó su carrera ganando y pretende cerrarla de la misma manera.
El multipremiado Ricardo Hernández debuta en las páginas de esta revista digital con una crónica sobre la chica ciega que creó una guía en braille para que las personas con discapacidad visual pudieran ver, con los sentidos, a los pájaros de la selva maya. Estrella Guadalupe Cruz –16 años– ya organiza tours con los visitantes para que puedan disfrutar de las bellezas de la región. “Pajarear”, le llaman a esta actividad placentera.
‘Desdenantes’ de terminar el primer ejemplar de esta publicación de periodismo narrativo ya teníamos en parrilla una historia que nos contó la tremenda Eileen Truax . Al fin la entregó. Se trata de una revuelta feminista sui generis. Las mujeres católicas de varias ciudades de habla hispana están saliendo a las calles para exigir mayores derechos dentro de la Iglesia del papa Francisco. Su lucha contra el patriarcado exige espacios de responsabilidad en los movimientos, parroquias, estructura eclesial, enseñanza universitaria y cargos pastorales, incluido el derecho a desempeñarse como sacerdotisas. Imperdible texto.
En tanto, un pandillero haitiano está intentando derribar a los oligarcas que comandan su país. Jimmy Cherizier, alias ‘Barbicue’, no escatima en echar mano de secuestros y asesinatos para lograr su objetivo. Temido por muchos y respetado por sus huestes, el expolicía ha llegado a quemar en brasas a sus enemigos. O al menos esa fama tiene. La entrevista corrió a cargo de Pedro Anza, quien pudo mirar a los ojos al hombre que hace la guerra prometiendo la paz.
Laura Sánchez Ley volvió a abrir los empolvados archivos del pasado para toparse con una historia de película: Lee Harvey Oswald bailó twist en la colonia Anzures de la Ciudad de México, dos meses antes de matar a John F. Kennedy. Y Elena Garro lo vio. Algunas de las personas que conocieron al homicida del excandidato presidencial demócrata fueron arrestadas por la extinta Dirección Federal de Seguridad. Luego fueron liberadas. La crónica relata las visitas que realizó Oswald a las embajadas de Cuba y la URSS, así como los festejos de un gringo en Catemaco, quien bailó sin cesar tras el homicidio de Kennedy.
¿Quién quiere casa y no ha podido comprarla? La mayoría de los mexicanos. José Ramón Huerta nos cuenta una historia a través de datos duros en la que hace una radiografía del mercado inmobiliario . Todo está carísimo, carajo. El valor promedio de una vivienda está en 1.68 millones de pesos. Tienes que ganar 50 mil pesos al mes para poder destinar el 30% de tu salario a pagar la hipoteca.
Así vamos con esta Dominga. Hay que leer para contarla.
